Sí, hay otros mundos y están en Argentina
Argentina, ese vasto y fascinante territorio que, desde el norte tropical hasta los confines helados del sur, escondeun universo múltiple, una colección de mundos tan distintos entre sí que parecen sacados de distintas latitudesdel planeta. La diversidad de sus paisajes es tan profunda que resulta imposible no sentir que, en cada rincón,uno se asoma a un nuevo horizonte. ¿Acaso no es cierto que existen otros mundos? Sí, y están aquí, en este país de geografías asombrosas que invitan a perderse en su inmensidad.
Viajar por Argentina es como recorrer el planeta en miniatura. Su extensión, desbordante de maravillas naturales,nos pide tiempo, paciencia y curiosidad. Cada visita revela algo nuevo, algo que desafía las expectativas y asombra a quienes se atreven a explorar más allá de las rutas convencionales. Esta edición, dedicada a una pequeña fracción de este país enigmático, nos lleva desde las vibrantes calles de Buenos Aires hasta los rincones más recónditos de su vasta geografía.
Comencemos por la capital, Buenos Aires, donde el aire cosmopolita y el eco de sus calles evocan la grandiosidad de las ciudades europeas. Apodada el París de América del Sur, sus barrios invitan a perderse entre cafés históricos, plazas llenas de vida y teatros que laten al ritmo de la pasión porteña. Pero este es solo el inicio del viaje, el prólogo de un país que esconde mucho más allá de sus fronteras urbanas.
El siguiente destino, las majestuosas Cataratas del Iguazú. Ubicadas en el corazón de la selva misionera, son un recordatorio brutal de la fuerza de la naturaleza. Ante el rugido ensordecedor del agua cayendo, uno comprende que ciertas maravillas no pueden describirse con palabras. Aquí, la montaña y el agua se funden en un espectáculo que se graba en la retina y el alma. Es una de esas postales que el mundo entero conoce, pero que solo se aprecia en toda su magnitud al estar frente a ellas.
En el noreste del país, se alza el Parque Nacional Mburucuyá, una joya poco conocida que preserva la riqueza de los Esteros del Iberá. Este paraíso natural, con sus humedales y bosques, es un refugio de biodiversidad que invita a la contemplación y al respeto por la naturaleza en su estado más puro. Un rincón del planeta que parece detenido en el tiempo.
Siguiendo nuestro periplo, llegamos a la región de Cuyo, atravesada por la emblemática Ruta 40. Es aquí donde La Rioja despliega su manto de misterios: Sanagasta, el Santuario de los Dinosaurios, y el famoso Valle de la Luna, en el Parque Provincial Ischigualasto, que con su paisaje de otro mundo parece transportarnos a una era prehistórica, ajena al presente.
Mendoza, la tierra del vino por excelencia, es otra parada imprescindible. A los pies de la cordillera de los Andes,esta provincia resplandece con sus viñedos interminables y su promesa de placeres sensoriales. Aquí, además de saborear algunos de los mejores vinos del mundo, nos encontramos con el Aconcagua, el coloso deAmérica, que con sus casi 7,000 metros de altura desafía a los aventureros más intrépidos.
Más al norte, Salta la Linda nos recibe con su encanto colonial. Desde aquí, es posible adentrarse en la Quebrada del Toro, y continuar el viaje hasta los paisajes altiplánicos de San Antonio de los Cobres o la mítica Humahuaca. El tren de las nubes nos eleva por los cielos del altiplano, desafiando los precipicios y regalando vistas que parecen salidas de un sueño.Argentina, en su inmensidad y diversidad, es un recordatorio constante de que los viajes no solo se miden en kilómetros, sino en la capacidad de maravillarse.
Y es que sí, hay otros mundos y están aquí, en cada rincón de esta tierra fascinante que nunca deja de sorprendernos.
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