La Odalisca (Edición Digital)

No hay alivio mejor que concentrarse en el trabajo para desplazar todas las penas. Ninguna amargura alcanza a quien ha decidido centrar todas sus energías en avanzar, al menos un paso cada día, por su propio camino. Parecerá a veces que no tenemos fuerzas para continuar, y algunos tramos habrá que recorrerlos todavía entre lágrimas, pero lo importante es no detenerse. El camino mismo se ocupará pronto de no dejarnos pensar en otra cosa y, de esta forma, llegaremos a descubrir que la única preocupación real es no dejar de avanzar. Para entonces las penas que fueron motivo de agobio y amarguras estarán demasiado lejos en el tiempo y, casi sin darnos cuenta, estaremos mirando otra vez con optimismo el porvenir. Habremos superado la tristeza al recobrar la confianza en el sentido de nuestra propia vida. La tristeza solo habita en la desesperanza.