Libro Fuego Extraño PDF
-La Biblia es un libro sobrenatural que proporciona beneficios sobrenaturales. Se nos ha dado como un regalo del Espíritu Santo, quien reveló sus verdades a hombres piadosos, inspirándolos a hablar y escribir la Palabra de Dios sin errores o incoherencias.
-La triste realidad es lo que resulta posible estar familiarizado con la Biblia y aun así sin entenderla. Los líderes religiosos del tiempo de Jesús eran estudiosos del Antiguo Testamento, pero dejaron de captar por completo el propósito de las Escrituras (Juan 5.37–39).
-Desprovistos del Espíritu Santo, los incrédulos operan solo en el reino del hombre natural.
-La verdad es que ningún pecador puede creer y aceptar las Escrituras sin la capacitación divina del Espíritu Santo.
-Sin el Espíritu Santo, el sermón más elocuente no es más que pura palabrería, ruido vacío y oratoria sin vida, pero cuando va acompañado del Espíritu omnipotente de Dios, el más simple mensaje de las Escrituras penetra a través de los corazones durados por la incredulidad y transforma vidas.
-La Palabra de Dios no es solo el medio divinamente facultado por el cual los pecadores son regenerados (cp. Efesios 5.26; Tito 3.5; Santiago 1.18), sino también el medio por el cual los creyentes resisten el pecado y crecen en santidad.
-Los verdaderos creyentes son reconocidos por el hambre de las Escrituras, deleitándose en la Palabra de Dios con la misma intensidad que un niño ansía la leche (cp. Job 23.12; Salmo 119).
-La Biblia es el libro del Espíritu Santo. Es el instrumento que él utiliza para traer convicción de pecado, de justicia y de juicio a los incrédulos. Es la espada con la cualidad le da poder a la proclamación del evangelio, que penetra profundamente en los corazones de los que están espiritualmente muertos y los elevados a la vida espiritual. Es el medio por el cual le da rienda suelta a su poder santificador en las vidas de los que creen, haciéndolos crecer en la gracia mediante la leche pura de la enseñanza bíblica.
-Ignorar, despreciar, torcer o desobedecer la Palabra de Dios es deshonrar a aquel que la inspiró, la iluminación y la faculta.
-La Biblia es un libro vivo, ya que el Espíritu viviente de Dios le da energía y la autoriza. La Palabra nos convence, nos instruye, nos prepara, nos fortalece, nos protege y nos permite crecer. O más exactamente, el Espíritu Santo hace todas estas cosas cuando activa la verdad de las Escrituras en nuestros corazones.
-La triste realidad es lo que resulta posible estar familiarizado con la Biblia y aun así sin entenderla. Los líderes religiosos del tiempo de Jesús eran estudiosos del Antiguo Testamento, pero dejaron de captar por completo el propósito de las Escrituras (Juan 5.37–39).
-Desprovistos del Espíritu Santo, los incrédulos operan solo en el reino del hombre natural.
-La verdad es que ningún pecador puede creer y aceptar las Escrituras sin la capacitación divina del Espíritu Santo.
-Sin el Espíritu Santo, el sermón más elocuente no es más que pura palabrería, ruido vacío y oratoria sin vida, pero cuando va acompañado del Espíritu omnipotente de Dios, el más simple mensaje de las Escrituras penetra a través de los corazones durados por la incredulidad y transforma vidas.
-La Palabra de Dios no es solo el medio divinamente facultado por el cual los pecadores son regenerados (cp. Efesios 5.26; Tito 3.5; Santiago 1.18), sino también el medio por el cual los creyentes resisten el pecado y crecen en santidad.
-Los verdaderos creyentes son reconocidos por el hambre de las Escrituras, deleitándose en la Palabra de Dios con la misma intensidad que un niño ansía la leche (cp. Job 23.12; Salmo 119).
-La Biblia es el libro del Espíritu Santo. Es el instrumento que él utiliza para traer convicción de pecado, de justicia y de juicio a los incrédulos. Es la espada con la cualidad le da poder a la proclamación del evangelio, que penetra profundamente en los corazones de los que están espiritualmente muertos y los elevados a la vida espiritual. Es el medio por el cual le da rienda suelta a su poder santificador en las vidas de los que creen, haciéndolos crecer en la gracia mediante la leche pura de la enseñanza bíblica.
-Ignorar, despreciar, torcer o desobedecer la Palabra de Dios es deshonrar a aquel que la inspiró, la iluminación y la faculta.
-La Biblia es un libro vivo, ya que el Espíritu viviente de Dios le da energía y la autoriza. La Palabra nos convence, nos instruye, nos prepara, nos fortalece, nos protege y nos permite crecer. O más exactamente, el Espíritu Santo hace todas estas cosas cuando activa la verdad de las Escrituras en nuestros corazones.
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