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La ley y la Gracia

La ley y la Gracia - Descargable PDF

 

Cuando evaluamos detenidamente algunas cosas en la vida, nos damos cuenta que a veces la tradición se origina de conceptos o ideas carentes de fundamentos bíblicos, pero las seguimos y defendemos porque las aceptamos como una verdad irrefutable.

            Si evaluamos lo natural, en toda nación existe una constitución, en toda ciudad existen leyes, en una empresa existen normas, en un hogar existen reglas, en una relación se establecen acuerdos, al realizar una labor existen pautas, entonces ¿porque se asume que en las congregaciones no hay nada que regule el estilo de vida del creyente?, ¿Porque que la gracia es como un permiso celestial para vivir contrario a la voluntad del Padre?

            Sin embargo, para muchos vivir sin algo que delimite su accionar es visto como gracia,  de esta manera se pretende que el Señor derrame bendición constantemente sobre sus vidas, a pesar de actuar rebeldes contra su palabra y autoridad manifestada evidentemente en todas las páginas del libro que usamos, llamado Biblia.

            Si es tan evidente que en diversas áreas existe algo que regula el comportamiento del ser humano ¿Por qué tenemos que asumir que no tener ley sino gracia es vivir apropiadamente? ¿Acaso a eso no se le llama anarquía? ¿Cómo determinar lo bueno o malo sin algo que lo establezca? ¿A juicio de quien quedaría que es aceptable o no?

            Para muchos, es difícil entender que necesitamos ser transformados por la palabra, ese cambio que es progresivo y nos alinea al sistema de reino del Padre se le llama santificación. Esta, solo se da cuando la palabra es asumida como estilo de vida, ejercitando los sentidos con la práctica de la misma lo cual nos desarrolla carácter y esto nos lleva al nivel espiritual que el Padre desea, con el fin de representar su reino dignamente.

            El carácter del Hijo se evidencia cuando sus actos reflejan la obediencia al Padre, eso manifiesta su fidelidad, solo así puede representarle y servirle en espíritu y verdad. Para un hijo no es una carga obedecer al Padre y su instrucción la cual nos direccionan trayendo como consecuencia que la bendición nos alcance. Un hijo se siente honrado de tener un padre que le imparta un legado santo y le permita caminar rectamente como ciudadano de reino.

            Los actos de muchos creyentes han deshonrado la gracia transformándola en desgracia pues viven de manera rebelde ignorando o invalidando (consciente o inconscientemente) la instrucción del Padre. Esto ha impedido que la bendición fluya debidamente ocasionando que viva en medio de los migajas desconociendo que hay toda una herencia que emana desde lo celestial y que nos alcanza producto de buscar el reino y su justicia.

            Un estilo de vida viene como resultado de la cultura que se le imparte a todos los que viven en una comunidad, esta nos da tradiciones, leyes, lengua, modismos, y otros.

            Entonces si somos parte de un pueblo también debemos conocer su cultura. ¿Como un pueblo no posee cultura?¿Acaso un reino no posee cultura?¿Dónde está la cultura del reino del Señor? Es evidente que en la instrucción del Padre mal llamada “ley”, está todo el diseño celestial, el cual es manifestado en el mundo terrenal en beneficio de la creación que es hecha a imagen y semejanza de Él.

            La mala enseñanza acerca de la Ley ha traído consecuencias nefastas para el pueblo del Señor que viene de origen gentil y que ha sido justificado precisamente por las promesas planteadas en la Ley, no fuera de ella. De esta manera los gentiles han alcanzado una fe igual al pueblo escogido (Israel),  del cual salen todas las enseñanzas emitidas desde tiempos antiguos para mostrar la senda que nos ayudará a experimentar la redención final y nos llevará a ser parte del reino del Padre por mil años.

            Oír (obedecer) guardar y poner por obra la ley dada por el Padre trae bendición, sin embargo ha sido vista como una maldición, el solo nombrarla crea en el creyente un gesto de repugnancia sin darse cuenta que ésta es la voluntad del Señor expresada en letras la cual fue puesta en práctica diariamente por su pueblo en medio de obstáculos y adversidades que debieron superar para mantener fresca la instrucción del Padre y de esa manera no desviarse del camino.

            En relación a esto, es evidente que la escritura nos muestra que nosotros como hijos de Adonai somos parte de un pueblo. Por ende solo se desea enseñar la importancia de la instrucción del Padre para que nuestra vida no se pierda en medio de tantos caminos religiosos que han surgido donde cada uno se adjudica tener la verdad.

            No se dan cuenta que son caminos humanos de interpretaciones privadas ajenas a la celestial; detestan la ley pero si asumen dogmas y tradiciones que invalidan los mandamientos que nos santifican y nos acercan al Padre para llegar a ser uno con El, como el Mesías oró.

            Estas normas religiosas cargadas de legalismo son aceptadas y enseñadas desde los pulpitos, los cuales alejan al creyente del propósito y línea profética.

            El creyente debe estar entendido de quien es en función de la redención, desechando el legalismo que le ha adormecido el cual lo ha desconectado de su legado, es decir lo que el Padre ha provisto desde tiempos antiguos, esto es las múltiples bendiciones las cuales son mucho más abundantemente.

            Nuestro deber es sobreedificar sobre la base de la Toráh establecida desde el principio y así mantener el hilo profético, si se altera se estaría mostrando un evangelio diferente lo que  crearía una falsa esperanza y una fe que nos aleja de la verdad.

            Es tiempo de revisar todo lo que hemos aprendido y compararlo con la única verdad expresada desde lo alto en la Biblia, de esta forma decidir que seguir y vivir; entender en su contexto cultural (hebreo) lo que significa: “obras de la ley”, “redimidos de la maldición de la ley”, “no estar bajo la ley” y otras expresiones semejantes a estas para saber realmente lo que nos muestra el Señor desde tiempos antiguos y de esa forma no distorsionar el mensaje.

            Después de leer este libro usted decidirá qué decisión tomar, nuestro deber es dar una herramienta en pro de todos aquellos que tienen hambre y sed de la palabra que están despertando por ser una generación profética que debe asumir su rol. No pretendemos saberlo todo, solo enseñar lo que está en la palabra y en su contexto.

 

Libro La ley la Gracia PDF para uso virtual solamente.

134 Páginas

ISBN 978-980-12-5184-2

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