Elbio M. Martin

Nací en un barrio donde el lujo fue un albur. Cuando la luna era virgen y todavía pasaba el lechero. No llegué a andar en tranvía y me acompañaron en el Winco Mario Lanza, Serrat, Donald. Los gatos, Sandro y Rafael. Mi biblioteca era más humilde que mis deseos de leer así que aprendí mucha ciencia de la Enciclopedia Quillet. Era de esas caras que compró mi padre en cuotas cobradas a domicilio. Igual no me faltaron las novelas del oeste ni los clásicos infantiles. Soy de los loquitos de la guerra que tuvieron el placer de ver en vivo el cartel de Puerto Argentino. Abandoné Ingeniería y mucho más tarde me gradué en Publicidad. Tengo dos hijos, otras tantas ex y una que aún me aguanta. Para mi jugar fue aprender y aprender se me hizo un juego. Todo me intriga, todo me interesa. Pero de todos los objetos y los seres recalé en los humanos como último y definitivo puerto. Es que me resulta curioso como nos empecinamos en tocar el fuego una y otra vez. Tengo la esperanza de acercar, aunque sea un milímetro, el avance del espíritu al de la tecnología que nos ha superado tanto, que ya ha comenzado a quitarnos la vida. En el futuro no vamos a combatir contra Terminators. Si no cambiamos y nos volvemos hacia lo humano, vamos a reducirnos hasta desaparecer frente a una pantalla.