Los humanos somos en esencia centros de conciencia ilimitada, sin duda algo nos ha pasado para encontrarnos en estos estados de limitación a los que estamos acostumbrados. La llamada realidad, tal cual la conocemos no es más que un acuerdo perceptual, una limitación consensuada de nuestras capacidades perceptivas. La educación es la encargada de estandarizar los límites de nuestra percepción.

La existencia es un regalo que nos es otorgado sin haberlo solicitado y, como tal, la vida nos sorprende constantemente. Los momentos felices y tristes, las personas que llegan y se van, los cambios que se producen en nuestro mundo y en nosotros mismos son algunas de las sorpresas que la vida nos presenta.

La vida es un enigma, una aventura que nos lleva por caminos impredecibles, que nos reta y nos invita a superarnos. En este sentido, la vida es la sorpresa constante de ser conscientes de nuestra propia existencia y de nuestra capacidad para cambiar y evolucionar.

Rabindranath Tagore nos incita a reflexionar sobre el sentido de la vida y a valorarla como una experiencia única y valiosa. Nos recuerda que cada día es una oportunidad para descubrir algo nuevo, para aprender algo diferente, para experimentar emociones intensas y para apreciar las cosas pequeñas que nos rodean.

La vida es una sorpresa constante que nos insta a enfrentar nuestros desafíos y a desarrollar nuestras fortalezas. Es un camino lleno de incertidumbres y retos, pero también de grandes alegrías y momentos inolvidables.

La frase de Rabindranath Tagore: "La vida es la constante sorpresa de saber que existo" nos invita a vivir plenamente cada día, a valorar la vida en toda su complejidad y a encontrar significado en las cosas simples. Nos impulsa a disfrutar la aventura de vivir y a estar siempre abiertos a la posibilidad de sorprendernos con lo que la vida nos tiene reservado.

La visión del chaman surge en personas con características singulares o en aquellas que tras un esfuerzo colosal trascienden los cánones de nuestra educación. Una visión desprejuiciada, holística y penetrante. Una visión que implica una revolución interior, un tornado que arrasa nuestra personalidad elevando la propia percepción a niveles inimaginables.

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