Los profesionales en salud que trabajan en programas de tratamiento de la adicción se enfrentan a un gran desafío. La formación profesional rara vez les proporciona los conocimientos y no tienen la experiencia de el mundo que rodea al adicto o con el mundo que rodea al joven consumidor de drogas. Esto constituye una evidente desventaja para los profesionales en salud de cualquier especialidad, casi siempre bien capacitados.
Las personas que abusan de sustancias son de hecho discriminadas en nuestro sistema de atención médica, y muchos adictos pueden recordar experiencias en las que han sido maltratados y mal tratados. Algunos profesionales no están preparados para entender por que sus intervenciones exitosas en la práctica ordinaria se convierten en fracasos en el tratamiento de la adicción. La situación se vuelve mas compleja ante la evidencia de que las técnicas psiquiátricas o de psicoterapia por si mismas, no han sido muy exitosas con los adictos.
Los buenos resultados de los profesionales en salud en el tratamiento de adictos, parecen estar asociados con el equipo terapéutico con el que trabajan, con los terapeutas que son adictos en recuperación que sirven como intérpretes de la subcultura de las drogas y como consejeros de los pacientes en tratamiento. Aunque los psiquiatras, psicólogos y otros profesionales de la salud, pueden contribuir asumiendo la atención primaria de los adictos, su trabajo puede tener mejores resultado si comparte sus conocimientos y habilidades con otros miembros que participan en el tratamiento, lo que no es muy frecuente en nuestro medio.
Así, a través de una experiencia de aprendizaje y enseñanza, acorde con las características únicas del adicto, encontrará que el estatus que disfruta en el mundo normal, también le será concedido a él en el mundo de las drogas.