El texto, Alcohólicos Anónimos, dice: “Nuestras historias expresan de una manera general lo que solía ser, lo que sucedió, y lo que somos ahora.”
Este estilo de historia en tres partes ha estado siempre presente en los grupos de ayuda mutua de recuperación de la adicción: espiritual, religioso, secular y en las autobiografías de recuperación por casi tres siglos. El elemento, evento o proceso que propulsa de la adicción a la recuperación es el menos y más vagamente descrito dentro de tales historias. Sabemos mucho acerca de la adicción y estamos empezando a definir con mucho mayor detalle que antes, las vías y los estilos del proceso de recuperación de la adicción a largo plazo.
De todas estas etapas, es el punto de inflexión de la adicción a la iniciación de la recuperación el que sigue siendo el mayor misterio. Los ingredientes esenciales dentro de este período de incubación de la recuperación y su germinación, son fundamentales para cualquier persona preocupada personal o profesionalmente con la resolución de los problemas de alcohol y otras drogas, particularmente con los más graves, complejos y crónicos.
Existe un creciente interés en la forma de esta etapa de cambio. Con suerte, los días y años de espera de las personas para “tocar fondo” van a ser sustituidos por enfoques que permitan la identificación, participación y motivación de las personas con necesidad de recuperación de la adicción.
Investigaciones recientes se han centrado en lo que ocurre en los años, meses y días que preceden a la iniciación de la recuperación de la adicción. Lo que ahora es evidente es que el proceso de recuperación de la mayoría de la gente comienza antes del día del último consumo de drogas. Sin embargo, se ha prestado poca atención a este período que se desarrolla durante el consumo activo. La experiencia al trabajar on adictos por años nos ha llevado a la conclusión que el primer día de abstinencia no es el inicio de la recuperación.
Antes del primer día de abstención suceden varios procesos simultáneos:
Agotamiento físico y reducción del valor una vez estimado de la droga, la desilusión con el estilo de vida asociado al consumo (resultante de un análisis de pros / contras) , aumento de la angustia emocional y la auto-repugnancia, hambre espiritual de mayor significado y propósito en la vida, y quizás lo más trascendental en términos de llegar al punto de inflexión de la recuperación, la exposición a la recuperación de los pares, personas que son la prueba viviente de las posibilidades de una vida significativa en recuperación a largo plazo. Estos procesos anteriores al primer día de abstención, reflejan un duro choque entre el dolor y la esperanza.
No esperamos que la gente busque ayuda en las últimas etapas del cáncer, las enfermedades del corazón, la diabetes, el asma y otros trastornos crónicos. Los identificamos temprano y enganchamos a las personas con estos trastornos en un tratamiento asertivo y en procesos de seguimiento y apoyo para la recuperación sostenida. ¿No es hora que hagamos lo mismo para la adicción?
Imagínese lo que significaría para estos individuos, sus familias y sus comunidades si pudiéramos, al menos, reducir la duración de sus carreras de adicción a la mitad. Lo que nos falta como sociedad no es la tecnología para lograr ese objetivo, es la compasión colectiva y el compromiso de hacerlo.