La parte proximal de la tibia, que forma parte de la articulación de la rodilla, puede sufrir fracturas debido a una variedad de traumatismos. Estas fracturas pueden ser simples, con el hueso quebrándose en una línea limpia, o más complejas, despedazándose en múltiples fragmentos (fractura conminuta).
Los jóvenes a menudo experimentan estas fracturas como resultado de lesiones de alta energía, tales como caídas desde alturas, traumatismos deportivos y accidentes automovilísticos. También pueden ocurrir por excesiva actividad física, resultando en fracturas de estrés.
En los adultos mayores, estas fracturas pueden ocurrir por mecanismos de baja energía debido a una calidad ósea disminuida por condiciones como la osteoporosis.
La meseta tibial, compuesta de hueso esponjoso más blando y menos resistente, puede comprimirse y hundirse tras un impacto. Este daño puede provocar una alineación incorrecta del miembro y derivar en artritis, inestabilidad y disminución de la movilidad de la rodilla con el tiempo.
A veces, las fracturas proximales de la tibia se acompañan de lesiones en meniscos y ligamentos, complicando el pronóstico. El tratamiento quirúrgico busca restaurar la congruencia articular y reparar las lesiones asociadas para disminuir el riesgo de desarrollar artrosis post-traumática.
El tratamiento para las fracturas de tibia proximal puede ser conservador o quirúrgico. La elección depende del tipo de lesión y las necesidades individuales del paciente. El tratamiento conservador puede incluir inmovilización con yeso y restricciones de movimiento y carga de peso.
Por otro lado, el tratamiento quirúrgico implica la reducción o reposición de los fragmentos óseos en su sitio correcto.
Durante la recuperación, se realizan radiografías adicionales para monitorear la curación ósea. La fisioterapia juega un papel crucial en este proceso, ayudando a fortalecer los músculos y mejorar el rango de movimiento. En algunos casos, se pueden requerir dispositivos ortopédicos o prótesis para facilitar la recuperación y mejorar la funcionalidad del paciente.
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