Muchos desean acercarse a Dios cada día, pero sienten que no tienen tiempo, disciplina o “la manera correcta” para hacerlo. Eso puede generar frustración y hasta culpa.
1. No se trata de perfección, sino de constancia
Dios no espera un ritual impecable, sino un corazón que quiere escucharlo, aunque sea por unos minutos.
“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto...” — Mateo 6:6
2. Empieza pequeño y sencillo
No necesitas leer toda la Biblia de un tirón. Un versículo, una oración y un momento de silencio pueden ser suficientes para abrir tu corazón.
3. Usa guías que te inspiren
Los devocionales, salmos y frases para meditar pueden ayudarte a mantener el foco y profundizar tu relación con Dios.
4. Permítete fallar y volver a empezar
La relación con Dios es amorosa y paciente. Si un día no puedes, no te castigues, simplemente retoma al siguiente.
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