Sucedió en el año 2024.
De un momento a otro, gran parte de la humanidad se vio arrasada por el poder de la naturaleza.
El primer golpe fue un evento imposible: el volcán considerado extinto, el Suribachi, en Iwo Jima, hizo erupción. Japón, China y toda Asia del Este entraron en emergencia. Los más ricos huyeron sin demora, mientras que la mayoría de la gente falleció a pesar de los protocolos de evacuación. La erupción provocó una ola de tsunamis en las costas de China con una altura promedio de 30 metros. El agua cubrió la mitad de Shanghai y Hong Kong, destruyó miles de empresas y casas, y muchas personas murieron ahogadas. Los primeros territorios en desaparecer fueron Japón, Corea del Sur y Corea del Norte, y les siguieron las costas de China.
Tan solo unos días después del inicio de este desastre, y mientras la gente luchaba por salvarse, empezó el segundo golpe.
El supervolcán conocido como La Caldera de la Garita, situado en las montañas de San Juan, en Colorado, Estados Unidos, hizo erupción. Miles de personas emigraron desde los países norteamericanos hacia Centroamérica y Europa; millones no pudieron escapar y murieron de inanición, asfixia, quemaduras o quedaron atrapados. La mitad de Estados Unidos quedó destrozada e inhabitada. Nueva York y Miami fueron las ciudades que mejor resistieron el golpe. Se estimaba que la población se había reducido de 330 millones a 12 millones. Eso fue lo que quedó de lo que había sido la segunda potencia mundial después de China.
El país del dragón, por su parte, terminó con alrededor de 15 millones de personas y con la mayoría de su territorio desolado.
Todo parecía un designio divino, aunque ciertos rumores que circulaban por los restos de Internet decían que todo había sido provocado. Una teoría de conspiración a la que, como siempre, no se le daba crédito.
Muchos aseguraban que esto ya había sido pronosticado por videntes e investigadores que habían logrado acceder a cierta información clasificada. Sin embargo, pese a su intento por advertir a la humanidad, muy pocos creyeron.
Los religiosos aseguraban que era el final de los tiempos, que la profecía del Apocalipsis se estaba cumpliendo y que pronto llegaría el reinado del Anticristo. Sea como fuere, dos potencias mundiales habían desaparecido por la catástrofe.
La ceniza que viajaba en el aire produjo un invierno volcánico a nivel mundial que afectó principalmente a los países del norte, especialmente a Europa, donde el clima bajó diez grados. China, junto con una parte de Mongolia y la India, corrieron la misma suerte. El sol dejó de verse en aquellos países por un largo tiempo.
En los años siguientes, Rusia se convirtió en la primera potencia mundial, mientras que Estados Unidos y China movieron sus capitales e influencias para, según ellos, "invertir" en los países de Hispanoamérica. Como era de esperar, veían en estas tierras recursos naturales que podían explotar más abiertamente que en el pasado.
Promulgaron una muy bien pensada propaganda donde la salud, el empleo y una versión más seductora del sueño americano fueron promesas y objetivos, pero lo que en realidad buscaban era una especie de conquista y colonización cultural basada en el lenguaje, en ciertas ideologías anticientíficas y en un anticristianismo silencioso cuyo eje era el materialismo basado en promesas monetarias y leyes que manejaban a conveniencia. Los medios de comunicación se empezaron a utilizar para ideologizar a la gente y ocultar sus verdaderas intenciones, al mismo tiempo que se asentaban empresas y se iniciaba una investigación tecnológica como nunca antes había visto la región. China intentaba hacer lo mismo, y los países hispanoamericanos se convirtieron en el escenario de una carrera tecnológica que pretendía sobrepasar a Rusia.
Es el año 2030, las antiguas capitales de Hispanoamérica se han deteriorado en centros de crimen debido a la falta de comida y empleo. La delincuencia organizada es conducida en su mayoría por venezolanos; el contrabando de drogas, por carteles colombianos y mexicanos; y varias mafias argentinas, lideradas por mujeres, pero financiadas por empresarios poderosos, asesinan seres humanos antes de nacer.
En contraste, las ciudades pequeñas se encuentran en medio de un crecimiento nunca antes visto. Son más seguras y sus poblaciones todavía cultivan tierras fértiles. Por ello, las compañías extranjeras prefieren construir aquí sus fábricas y edificios.
Las universidades públicas han visto un incremento en las carreras tecnológicas, pero las privadas de China y Estados Unidos mantienen un nivel más avanzado. La mayoría de lo que se desarrolla es para el entretenimiento de la gente.
En una de estas compañías, que se había asentado hacía mucho tiempo en un pequeño país de Sudamérica y que había logrado una reputación tan grande como la del extinto Apple, fue donde uno de sus ingenieros se atrevió a sustraer un aparato cuántico para tratar de inventar una locura.
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