Carrito de la compra
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¿A quién le vendo?

¿Quién es realmente tu cliente? ¿A quién debe dirigirse el mensaje para tener el máximo impacto? ¿En qué lugares se encuentra este cliente? ¿Dónde suele realizar sus compras de productos similares? ¿Y, quizás lo más crucial, dónde se congrega con otros que comparten un deseo similar por mi producto?

Estas son interrogantes fundamentales, a menudo, la barrera inicial para cualquier emprendedor audaz.

Emprender es el arte de concebir y lanzar una idea al mercado, pero el éxito no está garantizado simplemente porque deseamos que funcione. La clave radica en convertir ese deseo, en realidad, en hacer que la propuesta no solo exista, sino que también se venda. Esta debería ser la máxima para cualquier emprendedor: no solo crear algo por la pasión de hacerlo, sino hacerlo realidad en el mercado a través de un esfuerzo activo y una estrategia efectiva.

“¿Encontrar a mi público o crear a mi público?”

Lo primordial es realizar una segmentación efectiva. La segmentación implica dividir a un grupo potencial de clientes según diversos criterios como sus preferencias, comportamientos de compra, edades, ubicación geográfica y género, entre otros aspectos que, como emprendedores, consideres pertinentes.

Cuando cuentas con un producto o servicio que responde a una necesidad no satisfecha en el mercado, la prioridad es identificar y agrupar a aquellos que requieren cubrir esa demanda. Estos constituyen los prospectos o leads, individuos que podrían convertirse en clientes, pero aún no lo han hecho. En este punto, debes sumergirte en una investigación con el fin de descubrir qué comparten estos potenciales clientes, además de su necesidad no resuelta. Busca la característica principal que los distingue a todos, porque, es ahí donde nace la verdadera magia. ¿Cómo desentrañar esta conexión? A través de una adecuada segmentación.

 

Ejemplos de segmentación

  • Demográfica:
  • Edad: Por ejemplo, si tu producto es una línea de cuidado de la piel antienvejecimiento, podrías segmentar por edad, priorizando personas mayores de 30 años.
  • Género: Productos como maquillaje podrían dirigirse específicamente a mujeres, aunque esto está cambiando con líneas unisex.
  • Geográfica:
  • País o Región: Adaptar tu mensaje y productos a las preferencias y necesidades específicas de una región o país.
  • Urbano vs. Rural: Puedes ajustar tu estrategia según si tu audiencia objetivo vive en áreas urbanas o rurales.

            Psicográfica:

Estilo de vida: Si ofreces servicios de aventura, podrías segmentar hacia aquellos que tienen un estilo de vida activo y aman las actividades al aire libre.
Personalidad: Productos relacionados con la música podrían dirigirse a segmentos específicos basados en gustos musicales.
  • Económica:
  • Ingresos: Productos de lujo podrían dirigirse a aquellos con ingresos más altos.
  • Nivel educativo: Servicios educativos podrían segmentarse según el nivel educativo de la audiencia.
  • Intereses:
  • Hobbies: Productos relacionados con ciertos hobbies podrían dirigirse a segmentos específicos, como los entusiastas del deporte, la cocina, etc.
  • Preferencias de entretenimiento: Si tienes un servicio de transmisión, podrías segmentar por preferencias de género cinematográfico o programas favoritos.


Piensa en lo siguiente: Tienes un grupo diverso de personas, así que inicias segmentando por lo más básico, creando perfiles geográficos según su ubicación, por ejemplo, esto implica distinguir entre áreas urbanas y rurales, zonas costeras o montañosas, climas fríos o cálidos. Luego, procedes a separar por género, edad y estrato social, estableciendo así un marco que crea un contexto y que te permite descartar de inmediato a quienes no forman parte de tu público objetivo. Si tu producto no está dirigido a adultos, eliminas un gran porcentaje de posibles clientes. Si se orienta hacia hombres, descartas a las mujeres, y si es para aquellos que viven en zonas rurales, excluyes a los residentes urbanos.

Ahora que cuentas con un grupo definido, profundiza en sus gustos, en sus comportamientos de compra y en lo que los une, además de lo evidente. Realiza un análisis profundo de tu prospecto, indaga en lo más íntimo de ese individuo. Algo los debe unir, algo debe conectarlos, y ese elemento se convierte en la base de tu comunicación futura con el cliente potencial.

En conclusión, el proceso de emprendimiento va más allá de simplemente lanzar un producto o servicio al mercado; es la habilidad para que este se venda porque el emprendedor lo hace posible. La clave reside en la segmentación efectiva, que implica identificar y agrupar a personas con necesidades no resueltas y luego afinar ese grupo según características como ubicación, edad, género y estrato social. Esta segmentación no solo refina el público objetivo, sino que también sirve como guía para una comunicación más efectiva y personalizada, lo que es esencial para el éxito en el mundo empresarial.


MG