Todos tenemos un llamado, un fuego interno que nos guía. Aquí hablamos de cómo descubrir tu propósito, cómo vencer el miedo al cambio, cómo confiar en tu camino y cómo transformar tus dones en un servicio que eleva tu vida y la de los demás. Porque no viniste a sobrevivir: viniste a expandirte.
¿Cuántas veces te has preguntado cuál es tu propósito?
Nos criaron creyendo que el propósito tenía que ser algo gigante: una carrera, un título, una empresa, una misión visible ante el mundo.
Pero, ¿y si el propósito es más íntimo, más silencioso… más tú?
1. El propósito no se encuentra, se recuerda
No tienes que ir a buscarlo afuera. No está escondido en otro país, en otra persona ni en un futuro lejano.
Tu propósito ya vive dentro de ti. Solo que el ruido, el miedo, el deber ser lo han ido apagando.
👉🏼 La pregunta no es “¿cuál es mi propósito?” sino “¿qué parte de mí dejé de escuchar?”
2. Propósito no es presión, es presencia
No viniste al mundo a cumplir expectativas.
Tu propósito no es una tarea con fecha de entrega, es un camino de evolución.
Se manifiesta cuando eliges vivir con intención, cuando escuchas tu alma, cuando tu energía toca otra vida sin darte cuenta.
3. Lo simple también es propósito
Sanar tu historia, criar con conciencia, ayudar a una amiga, escribir algo que inspire, sostener a alguien con amor, hacer reír, crear belleza, sostenerte tú misma.
Todo eso también cuenta.
✨ El alma no mide en metas, mide en autenticidad.
4. Propósito ≠ productividad
Puedes estar ocupado y vacío.
Puedes estar en pausa y estar cumpliendo el plan perfecto de Dios para ti.
A veces el propósito se revela en el descanso, en el vacío que te invita a reconectar.
Atención a esto:
Tú no estás perdido.
Solo estás recordando.
No te hace falta más esfuerzo, te hace falta más conexión contigo.
Dios te diseñó con propósito antes de que supieras hablar.
Y cada día, cada emoción, cada paso… te está guiando de regreso a ti.
✨ Tu propósito no es algo que haces. Es algo que despiertas.
Y si estás leyendo esto… ya comenzó.