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Saetas de Liberacion

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Independiente de si vivamos en una región en donde se persiga a los cristianos o no, es de orden preguntarse cuan fácil —o cuán difícil— es seguir a Jesús.

El Evangelio del Reino es la expresión de Dios para la restauración de la humanidad, según el mismo Jesús lo manifestó hablando de su ministerio, que había venido para “salvar lo que se había perdido”. Establecer el Reino conlleva la ejecución de un protocolo espiritual. No se trata de observar y practicar una estructura religiosa con características rituales, particulares y específicas, que lo hacen único y le otorgan valor. Es una operación donde está presente el poder del Espíritu de Dios mismo.

La resistencia, oposición y persecución hacia el Evangelio del Reino, y hacia sus proclamadores, se debe a que las tinieblas se ven amenazadas de ser despojadas de gente y de territorios que por años han reclamado como suyos, y por lo tanto buscaran que quienes proclaman el Evangelio del Reino desistan de su propósito y función de proclamación.

A la luz de esta definición, ¿Cuánto cuesta servir a Jesús? ¿Qué porcentaje, si alguno, logra ese cometido?

Buscando una respuesta a esta pregunta, el Señor me llevó al siguiente texto: “21 Conviene, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros, 22 Comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día que fue recibido arriba de entre nosotros, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección. 23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabas, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.” (Hechos 1:21-23). Y procedió a explicarme.

Cuando el lector de los evangelios lee en sus páginas los actos de nuestro Señor Jesucristo, inmediatamente observa que muchísima gente le siguió durante su vida ministerial.

Sin embargo, al revisar la condición que los apóstoles propusieron para seleccionar al sucesor de Judas, establecieron como condición que el sucesor debía haber estado presente Comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día que fue recibido arriba de entre nosotros, lo interesante del caso es que solamente dos personas cumplieron con esa condición: “Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabas, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías”.

Este dato fue lo que me llevó a reflexionar sobre el tema. ¿Cómo es posible que tanta gente haya seguido a Jesús durante su ministerio terrenal, y solo dos de ellos se mantuvieron hasta el final?
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