Desde hace un tiempo comencé a pensar en mi, a sacar tiempo para mi, a sacar citas médicas y asistir a ellas. Aprendí a decir que no sabiamente y si sabiamente. A decir sin miedo lo que no me gusta y lo que me gusta. Aprendí a perder el miedo y lanzarme poniendo a Dios primero y su voluntad. A veces la culpabilidad me hacía sentir egoísta. Otras no, porque me daba cuenta que mi relación con Dios se fortalecia porque estaba enfocada en lo más importante. ¡Dios mismo! Porque entendí que para Él es importante mi bienestar. Porque entendí que mi bienestar en todo el sentido de la palabra es necesario para caminar con propósito. Nada más liberador que conocer tu identidad en Cristo y tu valor.
Este libro me ayudó a confirmar que escogí la mejor estrategia y el mejor camino. El sentirme egoísta finalmente desapareció por completo. Estoy segura que me falta mucho más por aprender y por mejorar. Y hacia eso me dirijo.
Es cómico porque desde que me casé hace 12 años mi esposo se ríe porque hablo "sola" constantemente. Y siempre le digo que es una reunión conmigo misma o que estoy pensando en voz alta. ¡Me alegra saber que es saludable! :D