Las Muchas Caras de la Pandemia

El estar en cuarentena por mucho tiempo, vuelve de una forma a recordarme la época no hace mucho atrás cuando acababa de convertirme en viuda. En aquél momento, entraba a internet porque a veces la soledad, el mirarme en la casa vacía, el dolor a la ausencia de esa persona que había estado a mi lado por mas de dos décadas, me hacía sentir tan aislada y triste, que esa ventanita por mi computadora emanaba más que la simple luz reflejada en mis cobijas. Pasaba muchas horas leyendo noticias, viendo programas por Netflix, u ojeando el Facebook. La internet, a mi parecer, me dio un consuelo que me fue necesario en aquél momento.

 Con la llegada de el Covid19 seguido del aislamiento, de nuevo volvió a aumentar mi uso de la internet. En un comienzo, estaba sola durante el día mientras Dave iba al trabajo. Luego cuando la cuarentena se volvió obligatoria y no podíamos salir, el navegar por la web era nuestra forma de estar conectados con el resto del mundo para ir aprendiendo lo que este virus estaba ocasionando. Ya no estaba sola, mi motivo de navegar por esa web, de la cual soy excelente surfista valga decir, a diferencia de la otra clase de surfeo en aguas paradisiacas como las de mi tierra, ese surfeo no es lo mío; mi motivo era por información y aprendizaje.