Nuestra Última Cita en el Café - Nior Nathân [monólogo]
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NUESTRA ÚLTIMA CITA EN EL CAFÉ - Nior Nathân [Monólogo]
Esta mañana, me desperté y comencé a trabajar desde casa. Me serví una taza de café y comencé a recordarte como la música en mis auriculares. Mientras escuchaba, puse la cálida taza en mi frente y cerré los ojos, sintiendo el calor del sol inundando mi ventana. Gracias por ayudar a hacer esta mañana tan pacífica.
A ti a quien siempre recuerdo.
Tenía diecisiete años y tú veintiuno cuando visitamos el café cerca de nuestras casas por primera vez. Estaba lloviendo. El aire en aquel entonces era frío, pero era un tipo de frío suave que siempre trae octubre. Lo suficientemente frío como para tranquilizarnos con comodidad. Mezclado con el aire, pudimos oler los granos de café y los productos horneados a la vez. Y en la mesa cuadrada de madera entre nosotros, había dos cafés capuchinos humeantes, uno con un puñado de crema batida encima para ti y el otro con malvaviscos para mí. Nos sentamos en nuestros asientos por un rato en silencio, observando el aguacero a través de las paredes de vidrio. Y en el momento en que gradualmente volviste tu rostro hacia mí, supe que me estabas invitando a conversar contigo. Cualquier tema. Pueden ser los libros que leí en las últimas semanas, las últimas noticias de ese día, sobre nuestras vidas: tú como persona adulta y trabajadora, y yo como estudiante de secundaria. Incluso a veces hablábamos de nuestras opiniones, reflexiones y sueños. Nuestros qué pasa si, problemas y secretos. Hablamos y hablamos. Sólo cuando mi madre me llamó buscándome, nos dimos cuenta de que ya habían pasado varias horas mientras permanecíamos en ese café.
Nunca fuiste algo extraño para mí. Nuestras madres son mejores amigas y crecimos juntos. Desde que era un niño hasta que estudié en la escuela secundaria, estuviste allí. siempre estuviste ahí.
Por eso se convirtió en una rutina para nosotros. Que cada vez que llueve el domingo por la tarde, me invitas y caminamos juntos. La misma hora, el mismo orden, la misma rutina. Mirando hacia la lluvia. Conversaciones simples. Esa tradición nuestra, continuó hasta que te fuiste en sólo un viaje rápido. Accidente automovilístico, dijeron.
El café todavía está allí, sabes, y desde ese día que te perdimos, nunca vuelvo allí, ni siquiera vislumbro ese café porque me recuerda a ti. Una nota de que no podemos tenernos el uno al otro en esta vida.
Pero está bien. Aunque no todo está bien, todavía estoy bien. Aprendí y sigo aprendiendo a seguir adelante contigo, a continuar, a seguir adelante sin olvidarte, después de todo, con ese recuerdo que tengo de ti, siempre tendrás veintiún años para mí. Aún en mis sueños, me invitas a tomar un aperitivo por la tarde en un café cercano, y hasta ahora nunca digo que no, pero cuando despierto, me resisto a la invitación.
Tú siempre estarás en mi corazón.
Estos son tiempos extraños en el mundo. Tiempos para los que no pudimos prepararnos. La vida de miles de millones de personas se ve afectada por esto, y las familias están perdiendo seres queridos. Todos debemos hacer nuestra parte para salvar a nuestros seres queridos y a los que nos rodean al permanecer en el interior. Les deseo a todos lo mejor. Todos sentimos el estrés y la ansiedad, así que sepa que no está solo. Difundir el amor, no Covid-19. Quédese adentro, manténgase cuerdo y manténgase a salvo. Cuanto más rápido hagamos nuestra parte para terminar con esto, más rápido podremos reconstruir lentamente lo que alguna vez fueron nuestras rutinas diarias.
#NiorNathân #ElArtistaEscritor #Monólogo
NUESTRA ÚLTIMA CITA EN EL CAFÉ - Nior Nathân [Monólogo]
Esta mañana, me desperté y comencé a trabajar desde casa. Me serví una taza de café y comencé a recordarte como la música en mis auriculares. Mientras escuchaba, puse la cálida taza en mi frente y cerré los ojos, sintiendo el calor del sol inundando mi ventana. Gracias por ayudar a hacer esta mañana tan pacífica.
A ti a quien siempre recuerdo.
Tenía diecisiete años y tú veintiuno cuando visitamos el café cerca de nuestras casas por primera vez. Estaba lloviendo. El aire en aquel entonces era frío, pero era un tipo de frío suave que siempre trae octubre. Lo suficientemente frío como para tranquilizarnos con comodidad. Mezclado con el aire, pudimos oler los granos de café y los productos horneados a la vez. Y en la mesa cuadrada de madera entre nosotros, había dos cafés capuchinos humeantes, uno con un puñado de crema batida encima para ti y el otro con malvaviscos para mí. Nos sentamos en nuestros asientos por un rato en silencio, observando el aguacero a través de las paredes de vidrio. Y en el momento en que gradualmente volviste tu rostro hacia mí, supe que me estabas invitando a conversar contigo. Cualquier tema. Pueden ser los libros que leí en las últimas semanas, las últimas noticias de ese día, sobre nuestras vidas: tú como persona adulta y trabajadora, y yo como estudiante de secundaria. Incluso a veces hablábamos de nuestras opiniones, reflexiones y sueños. Nuestros qué pasa si, problemas y secretos. Hablamos y hablamos. Sólo cuando mi madre me llamó buscándome, nos dimos cuenta de que ya habían pasado varias horas mientras permanecíamos en ese café.
Nunca fuiste algo extraño para mí. Nuestras madres son mejores amigas y crecimos juntos. Desde que era un niño hasta que estudié en la escuela secundaria, estuviste allí. siempre estuviste ahí.
Por eso se convirtió en una rutina para nosotros. Que cada vez que llueve el domingo por la tarde, me invitas y caminamos juntos. La misma hora, el mismo orden, la misma rutina. Mirando hacia la lluvia. Conversaciones simples. Esa tradición nuestra, continuó hasta que te fuiste en sólo un viaje rápido. Accidente automovilístico, dijeron.
El café todavía está allí, sabes, y desde ese día que te perdimos, nunca vuelvo allí, ni siquiera vislumbro ese café porque me recuerda a ti. Una nota de que no podemos tenernos el uno al otro en esta vida.
Pero está bien. Aunque no todo está bien, todavía estoy bien. Aprendí y sigo aprendiendo a seguir adelante contigo, a continuar, a seguir adelante sin olvidarte, después de todo, con ese recuerdo que tengo de ti, siempre tendrás veintiún años para mí. Aún en mis sueños, me invitas a tomar un aperitivo por la tarde en un café cercano, y hasta ahora nunca digo que no, pero cuando despierto, me resisto a la invitación.
Tú siempre estarás en mi corazón.
Estos son tiempos extraños en el mundo. Tiempos para los que no pudimos prepararnos. La vida de miles de millones de personas se ve afectada por esto, y las familias están perdiendo seres queridos. Todos debemos hacer nuestra parte para salvar a nuestros seres queridos y a los que nos rodean al permanecer en el interior. Les deseo a todos lo mejor. Todos sentimos el estrés y la ansiedad, así que sepa que no está solo. Difundir el amor, no Covid-19. Quédese adentro, manténgase cuerdo y manténgase a salvo. Cuanto más rápido hagamos nuestra parte para terminar con esto, más rápido podremos reconstruir lentamente lo que alguna vez fueron nuestras rutinas diarias.
#NiorNathân #ElArtistaEscritor #Monólogo
