Carrito de la compra

El blocao | Novela de la guerra marroquí

Extracto del prólogo del autor para la segunda edición de la editorial Historia Nueva (Madrid, 1928).


[...] Muy pocas obras literarias, de autor oscuro, han alcanzado esta fortuna en nuestro país, donde la masa lectora es tan restringida. Esto me hace suponer que El blocao no es absolutamente una equivocación, aunque el propio autor le vea, ahora, defectos de bulto. Pero, al mismo tiempo, esta experiencia me ha servido para comprobar que existe un público dispuesto a leer obras de ficción que no sean el bodrio pornográfico o la ñoñez espolvoreada de azúcar sentimental. Revelación sorprendente, por cuanto, hasta hace poco, algunos de nuestros primeros ingenios no habían logrado agotar tiradas análogas a la mía sino después de transcurridos muchos meses.


El interés del público ha ido esta vez de acuerdo con el de la crítica, suceso que no ocurre todos los días. Con rara unanimidad, los diferentes sectores estéticos han coincidido en otorgar a mi obra un trato excepcional. El hecho de que El blocao haya podido instalarse en esas zonas antípodas me infunde verdadera confianza para el futuro.


[...]


Soy, antes que nada, hombre de mi tiempo, partidario fervoroso de la época que vivo. El pasado no me preocupa gran cosa, y, desde luego, si en mi mano estuviera, no lo indultaría de la muerte. Sostengo que hay una fórmula eterna de arte: la emoción. Y otra fórmula actual: la síntesis. En la primera edición de mí libro lo decía, dando a entender que ésa es mi estética. Trato de sorprender el variado movimiento del alma humana, trazar su escenario actual con el expresivo rigor de la metáfora; pero sin hacer a ésta aspiración total del arte de escribir como sucede en algunas tendencias literarias modernas. Ciertos escritores jóvenes, en su afán de cultivar la imagen por la imagen, han creado una retórica peor mil veces que la académica, porque ésta tuvo eficacia alguna vez y aquélla no la ha tenido nunca. Cultiven ellos sus pulidos jardines metafóricos, que yo me lanzo al intrincado bosque humano, donde acechan las más dramáticas peripecias.


Eso no quiere decir que no dé importancia sobresaliente a la forma. Así como creo que es imprescindible hacer literatura vital e interesar en ella a la muchedumbre, estimo que las formas vitales cambian, y a ese cambio hay que sujetar la expresión literaria. Vivimos una vida sintética y veloz, maquinista y democrática. Rechazo por eso la novela tradicional, que transporta pesadamente descripciones e intrigas, e intento un cuerpo diferente para el contenido eterno. Ahí está la explicación del rótulo «novela de la guerra marroquí» que lleva El blocao. En esto no se han puesto de acuerdo los críticos. Mientras unos han hablado de un libro de novelas cortas, otros le han llamado colección de cuentos y muchos narraciones o relatos. Yo quise hacer una novela sin otra unidad que la atmósfera que sostiene a los episodios. El argumento clásico está sustituido por la dramática trayectoria de la guerra, así como el personaje, por su misma impersonalidad, quiere ser el soldado español, llámese Villabona o Carlos Arnedo. De este modo pretendo interesar al lector de modo distinto al conocido; es decir, metiéndolo en un mundo opaco y trágico, sin héroes, sin grandes individualidades, tal como yo sentí el Marruecos de entonces.


Y, para terminar, quiero referirme al sentido político que se ha dado a mi libro, unas veces con aplauso y otras con censura. Sería insensato mezclar la política con la literatura, si no fuera para obtener resultados artísticos. Tratándose de Marruecos, que es un largo y doloroso problema español, pienso que muchos lectores fueron al libro previamente equipados de la opinión que les merecía aquella guerra. Resultó un libro antibélico y civil, y me congratulo de ello, porque soy pacifista por convicciones políticas, y adversario, por tanto, de todo régimen castrense. Pero al escribir El blocao no me propuse ningún fin proselitista: quise convertir en materia de arte mis recuerdos de la campaña marroquí. Yo no tengo la culpa de que haya sido tan brutal, tan áspera o tan gris. Quizá no haya sabido inhibirme bastante de mi personal ideología. ¿Qué escritor, sin embargo, está libre de tales preferencias? El arte más puro se somete a una concepción temperamental de la vida y refleja siempre gustos, inclinaciones y sentimientos del autor.


El blocao. Novela de la guerra marroquí

José Díaz Fernández

Edición 1.0 enero 2023

Ediciones Dyskolo

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