Carrito de la compra
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Aeronave, double decker y biplano

Anécdotas de un mundo pocho

Hay niños con caries que nadie atiende, como si la infancia no tuviera derechos más allá de los cuentos. Hay adultos aferrados a la botella, buscando en el fondo del vaso lo que nunca se les dio en la superficie. Hay gente que no conversa, sino que monologa sobre sus problemas sin escuchar los del otro.


Los perros llevan katiuskas cuando la lluvia insiste demasiado, y los matrimonios a veces duran por inercia, porque el aguante se confunde con el amor. En las salas de quimioterapia y las unidades del dolor se libran batallas silenciosas, donde el sufrimiento tiene nombre propio y la esperanza se mide en dosis. Náuseas provocadas por olores, sonidos y sabores que antes eran inofensivos, ahora se vuelven barreras invisibles que pocos comprenden.


En la tienda, el vendedor se enfada porque decides comprar el regalo en otro sitio, como si la elección fuera una traición personal. Y así, entre historias cotidianas, vivimos todos: lo que me pasa, lo que te pasa, lo que nos pasa. Lo que pasa es que los malos están mejor organizados y llevan zapatos de tacón.


Mientras tanto, lo bueno, que es inmenso, se queda en la sombra. No hace ruido, no busca aplausos, simplemente está. Trabaja en silencio, sin marketing ni publicidad. Pero existe. Y es ahí donde deberíamos enfocar la mirada.


Querida familia Titánica, reconciliarse con la vida es un acto de valentía. Es darse cuenta de la suerte de estar vivo, de que cada día es una nueva posibilidad. Toca expandirse, dejar que la luz entre, quitarse las gafas de sol cuando el cielo, a fin de cuentas, siempre es azul.



Pingüino rayado azul y blanco, pájaro amarillo con gorrito, y gato marrón con pijama rayado blanco y rojo

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