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Foto de gramófono antiguo color cobre

Cómo hacer las cosas bien y rápido, sin perderse en el proceso creativo

Querida Titánica, querido Titánico, la creación, ya sea artesanal, cinematográfica, musical o narrativa, es una actividad fascinante pero también compleja. Cuando queremos hacer las cosas bien y rápido, a menudo nos enfrentamos a la tensión entre la calidad y la velocidad. Algunos artistas pueden crear en masa sin sacrificar el nivel de excelencia, mientras que otros necesitan más tiempo y mimo para entregar sus mejores obras. Entonces, ¿cómo encontrar el equilibrio entre ser prolífico y mantener un alto nivel creativo, sin perderse en el proceso?


Calidad y cantidad: ¿son compatibles?

En el mundo de la creación, hay ejemplos de artistas que son prolíficos y consistentes, capaces de producir rápidamente sin comprometer la calidad. Pensemos en directores de cine como Woody Allen, que ha lanzado más de una película al año en algunas épocas, o músicos como Prince, que sacaba álbumes con regularidad, manteniendo una calidad que asombraba a sus seguidores.


Por otro lado, están aquellos que adoptan un enfoque más pausado, perfeccionando cada obra como si fuera una joya artesanal. Terrence Malick, por ejemplo, puede pasar años trabajando en una sola película, perfeccionando cada detalle antes de dejarla ver la luz. En este caso, no se trata de cantidad, sino de profundidad.


Ambos enfoques son válidos, pero el verdadero desafío está en encontrar el punto en el que puedes ser eficiente sin comprometer lo que hace que tu trabajo sea especial.


Dividir la creatividad: proyectos a churros vs. creaciones a fuego lento

En el caso de la artesanía, es evidente que no todas las creaciones requieren el mismo grado de atención. Hay piezas que pueden ser producidas en serie, donde el valor está en la eficiencia y la repetición, y otras que son únicas y requieren mimo, es decir, tiempo, paciencia y un enfoque cuidadoso.


El truco está en clasificar tus proyectos. Algunos se pueden completar con mayor rapidez porque requieren menos complejidad o pueden seguir una fórmula establecida. Mientras tanto, los proyectos más complejos, que demandan un toque especial o una mayor profundidad creativa, necesitan su propio espacio, sin prisas.


La clave para no perderse en el proceso creativo es saber cuándo estás creando “a churros” y cuándo estás desarrollando una obra de arte en mayúsculas. Si puedes identificar qué tipo de proyecto es cada uno, podrás ajustar tu enfoque y tus tiempos para entregar tanto cantidad como calidad.


Prolificidad: ¿arte o presión?

En la música, el cine o la narrativa, a menudo encontramos a artistas que se ven obligados a producir rápido debido a las exigencias de contratos o la presión del mercado. Esto puede generar una desconexión entre el ritmo natural del proceso creativo y la producción, lo que provoca que algunos trabajos queden por debajo del nivel que el creador es capaz de alcanzar.


Muchos artistas que experimentan un éxito prematuro se sienten atrapados por la expectativa de repetir la hazaña. Esto puede llevarlos a sacrificar su evolución personal en favor de mantener un estándar de calidad percibido, frenando su capacidad de exploración y crecimiento.


Para algunos, la solución es dejar de lado las expectativas externas y convertirse en artesanos de colecciones exclusivas. Estos artistas prefieren trabajar en sus propios términos, liberándose de las presiones y tomando el tiempo necesario para enriquecer su trabajo con experiencias vitales que alimenten su creatividad.


El respeto por el tiempo creativo

Un error común es pensar que la creatividad fluye a demanda. El proceso creativo, en su esencia, está vinculado a la exploración y al descubrimiento. Algunos artistas necesitan vivir experiencias, explorar emociones y nutrirse de la vida antes de crear auténticas joyas. Forzar este proceso puede resultar en trabajos vacíos o faltos de profundidad.


El respeto por el tiempo de incubación creativo es esencial. Aunque algunas creaciones pueden ser producidas rápidamente, otras requieren paciencia. El truco está en no juzgarte por el tiempo que te lleva crear algo, sino en saber distinguir cuándo es momento de trabajar rápidamente y cuándo es necesario ralentizar el proceso.


La financiación y su impacto en la creatividad

Otro factor importante en la creación es la financiación. En áreas como el cine o la música, donde la producción requiere de grandes presupuestos, a veces la presión por obtener financiación puede alterar la libertad creativa. Esto puede llevar a los artistas a adaptarse a las demandas de los inversores o del mercado en lugar de seguir su visión artística.


Saber gestionar este equilibrio entre lo comercial y lo artístico es clave para mantener una trayectoria creativa sostenible a largo plazo. Los artistas más exitosos logran navegar entre estos dos mundos sin sacrificar su esencia, adaptándose a las demandas del negocio sin perder su identidad creativa.


Conclusión

Hacer las cosas bien y rápido es posible si sabes equilibrar la calidad con la eficiencia. Algunas creaciones pueden ser producidas en serie, mientras que otras requieren mayor dedicación y paciencia. Respetar el proceso creativo, gestionar bien tu tiempo y aprender a trabajar por lotes te permitirá ser productivo sin sacrificar tu esencia artística. Al final, el truco está en adaptar tu enfoque a las necesidades de cada proyecto y no dejar que las expectativas externas definan tu creatividad. ¡Construye tu propio ritmo y disfruta del proceso!



Dibujos animados caminando. Pingüino rayado azul y blanco, pájaro amarillo con gorrito, y gato marrón con pijama rayado blanco y rojo

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