Amigas y amigos Titánicos, hay días en los que todo parece fuera de lugar: la tostada cae del lado de la mermelada, la reunión se retrasa, la cabeza zumba con pensamientos que no pediste. Y sin embargo, algo dentro de ti sigue floreciendo.
Porque sí: todos tenemos un jardín interno. A veces florecido, a veces salvaje. Algunas zonas están bien cuidadas, otras parecen olvidadas. Hay margaritas que bailan al sol, pensamientos que crecen al abrigo de la sombra, y sí… también hay maleza.
Pero, ¿y si te dijera que la maleza no es el enemigo?
Vivimos obsesionados con la perfección, con arrancar todo lo que "no debería estar", con ponerle pesticidas al alma para que no se noten nuestras imperfecciones. Pero la verdad es que no hay jardín sin hierba silvestre. Ni alma sin contradicciones.
Cultiva tus flores
Cuida lo que te hace bien. Riega tus pasiones, tus pequeños rituales, tus vínculos sinceros. Plántate en aquello que está en tu control: tu presencia, tu intención, tu mirada sobre las cosas.
Una flor no pide permiso para abrirse. Solo necesita luz, tiempo, y una tierra lo suficientemente amorosa. Haz lo mismo contigo.
Convive con la maleza
La maleza también cuenta una historia: la de lo que duele, lo que se resiste, lo que aún está en proceso. No siempre puedes arrancarla. A veces, ni siquiera debes. A veces basta con dejarla estar, observar qué quiere decirte, y no darle más poder del necesario.
No todo tiene que estar pulcro para ser bello.
La convivencia con la imperfección es un acto radical de aceptación.
Y de lo que no puedas controlar… ríete un poco
Hay cosas que se salen del tiesto. Que llegan sin previo aviso, como la lluvia en el picnic. Lo inesperado, lo frustrante, lo absurdo.
Ante eso, puedes elegir cómo reaccionar. Gritar al cielo o bailar bajo la tormenta. Amargarte o hacer un meme mental. Tomarlo personal o con poesía.
El humor, a veces, es la forma más compasiva de sostener la incertidumbre.
En resumen
Cultiva lo que florece en ti. Convive con lo que no puedes cambiar. Y ríete de vez en cuando del caos de ser humano. No para negar la dificultad, sino para recordarte que también ahí hay belleza.
Tu jardín eres tú. Completo. Incluida la maleza.