Querida Titánica, querido Titánico, imagina un cielo cubierto por nubes stratus, esas capas horizontales uniformes que cubren el panorama como una gran sábana gris. Su apariencia es predecible, casi monótona, sin las alturas dramáticas ni la diversidad de formas de las nubes cúmulos. Esta imagen bien podría ser una metáfora de las instituciones que, a pesar de representar a sociedades complejas y diversas, muchas veces se asemejan a estas nubes: homogéneas en apariencia, jerárquicas en su formación, y con poco espacio para romper el molde.
Cuando hablamos de equidad en los parlamentos y la inclusión de cupos para mujeres, personas con discapacidad, minorías étnicas y otros colectivos, surge una pregunta incómoda: ¿se trata de un intento genuino de romper con esa uniformidad o simplemente de añadir cúmulos dispersos para mejorar la percepción pública?
El argumento a favor de los cupos
Los cupos surgen como una herramienta para nivelar el campo de juego en contextos donde la discriminación, la desigualdad estructural y los prejuicios culturales han dificultado el acceso de ciertos grupos al poder político. No se trata de una concesión, sino de una medida para corregir la disparidad histórica.
Algunos ejemplos destacados:
- Mujeres. Aunque representan aproximadamente la mitad de la población, siguen estando subrepresentadas en la mayoría de los parlamentos del mundo. Países como Noruega y Rwanda han liderado con cupos que garantizan la equidad de género, demostrando que esta inclusión no solo mejora la representatividad, sino también la calidad de las políticas públicas.
- Personas con discapacidad. Los cupos buscan asegurar que las voces de quienes viven realidades distintas sean parte del debate político. Su perspectiva puede aportar soluciones innovadoras e inclusivas.
- Minorías étnicas. En regiones donde la discriminación ha relegado a ciertas comunidades al margen del poder, los cupos actúan como una herramienta de justicia histórica.
En teoría, estos mecanismos transforman los parlamentos en un reflejo más fiel de la sociedad, rompiendo la uniformidad de las nubes stratus y permitiendo que emerjan cúmulos de diversidad.
La sombra del blanqueamiento institucional
Sin embargo, los cupos también enfrentan críticas. Algunos los perciben como una forma superficial de inclusión, una estrategia de marketing político que responde más a la presión social que a un compromiso genuino. Es lo que podríamos llamar blanqueamiento institucional: un intento por añadir diversidad al escaparate sin transformar las estructuras de fondo.
En este modelo, las personas seleccionadas para ocupar estos cupos a menudo enfrentan retos adicionales:
- Falta de apoyo real. Se les deja solas en un entorno político hostil que no está preparado para incluirlas.
- Tokenismo. Son vistas como representantes simbólicos de su colectivo, más que como agentes políticos plenos.
- Desafío de legitimidad. La narrativa de “están aquí solo por el cupo” perpetúa prejuicios, socavando su posición.
¿Cúpula o cúmulo?
La verdadera transformación no se da solo al incluir a más personas diversas en los parlamentos, sino al modificar las estructuras de poder que los sustentan. Para pasar de una nube tipo stratus a un sistema más dinámico y representativo, se necesita:
- Preparar el terreno. Asegurar que las personas incluidas tengan acceso a formación, recursos y redes que las fortalezcan como líderes.
- Cambiar la narrativa. Reconocer que los cupos no son favores, sino herramientas para abrir puertas a quienes han sido históricamente excluidos.
- Garantizar la equidad estructural. Promover políticas que enfrenten la desigualdad más allá del parlamento, desde la educación hasta el empleo.
- Evaluar el impacto. Analizar si estas medidas efectivamente logran una representación más justa o si simplemente maquillan el problema.
Reflexión final
La inclusión no puede ser solo una estrategia de marketing o un adorno en el escaparate político. Debe ser un puente que conecte a quienes lo valen con oportunidades reales de contribuir y transformar. Como las nubes cúmulos, los parlamentos deben ser dinámicos, diversos y con una altura que permita mirar más allá de lo inmediato, construyendo políticas que beneficien a toda la sociedad.
¿Qué opinas de los cupos como herramienta de inclusión? ¿Crees que logran transformar las instituciones o se quedan en la superficie?
P.D.: os dejo con Sam Cooke y su oda a la perseverancia y a la lucha por la igualdad en todas sus formas.