Carrito de la compra
Loading
Mujer conversando por teléfono

Espabilina: la habilidad que nadie te enseña en el colegio

Titánicas y Titánicos sin igual, una vez, en el colegio, una profesora me dijo: "Tú necesitas espabilina". Otra, en cambio, me decía "Tú sin prisa". Entre estos dos polos de consejo infantil, me fui formando una idea del mundo. También estaban los que analizaban mis letras: "Tú no escribes, dibujas" y los que lanzaban frases motivacionales del tipo "Tú puedes ser lo que quieras" (probablemente por el tamaño de mi cabezonería). Y estaba aquella profesora encantadora que aseguraba que todos mis compañeros me querían, mientras yo pasaba los recreos sola, embelesada en mis pensamientos, observando margaritas a borbotones, el cortejo de las palomas o los gatitos escondidos en los rincones del patio. Yo estaba a otras cosas.


Sin embargo, cuando llegaban niñas nuevas de otros países, yo era la primera en ayudarles con las tareas y en integrarlas en los juegos. Y luego volvía la soledad, porque no estaba dispuesta a seguir a lideresas a las que nunca voté ni a niños que se metían conmigo. Luego resultó que, al parecer, les gustaba. Pues vaya amor el de la sumisión.


Cuatro habilidades imprescindibles para cualquier trabajo

Todo esto está muy bien, pero la realidad es que, más allá de lo que aprendimos en el colegio, hay cuatro habilidades que te van a pedir en cualquier empleo, y que realmente marcan la diferencia. Más aún, te ayudarán a mantener tu trabajo. Un estudio de tres años basado en datos de recursos humanos mostró que el 50% de los nuevos empleados fracasaba antes de terminar su segundo año debido a pobres habilidades interpersonales, tales como la capacidad de aceptar sugerencias, resolución de conflictos y control de emociones. Solo el 11% fracasó por no tener habilidades técnicas suficientes. La razón es simple: si te falta una habilidad técnica, Juancho, el de contabilidad, te la puede enseñar. Pero si no te llevas bien con Juancho, ya sabemos cómo acabará ese entrenamiento…


  1. Resolución de problemas (o espabilismo): es como ser un gato que siempre cae de pie. La capacidad de encontrar soluciones rápidas y eficaces a los problemas es la que más puertas laborales te va a abrir.
  2. Trabajo en equipo: como un engranaje bien aceitado, en cualquier entorno profesional necesitarás colaborar con otros para que todo funcione sin fricciones.
  3. Resolución de conflictos: piensa en ello como ser un equilibrista en la cuerda floja. Mantener la armonía entre compañeros, jefes o clientes evitará caídas innecesarias (y sí, también evitará que te persiga el paisano con la garrota porque pisaste su sembrado).
  4. Habilidades comunicativas: son el pegamento que une todo. Hablar y escribir con claridad te permite transmitir ideas sin que se pierdan en la confusión del día a día. Pero ojo, los malentendidos seguirán ocurriendo. ¡Así es la vida!


Espabilismo y tranquilina: el equilibrio perfecto

El espabilismo es la cualidad más importante que puedes desarrollar para tener éxito profesional. Se basa en estas ideas:

  • "Mi formación académica no me limita. Puedo realizar tareas de otros campos sin necesidad de un título oficial."
  • "El hecho de que ahora no sepa hacer algo no significa que no pueda aprenderlo. La mayoría de las cosas pueden aprenderse fácilmente hasta un nivel básico."
  • "No necesito asistir a una institución educativa para formarme. A menudo es más rápido y efectivo leer libros, hacer cursos no oficiales o simplemente buscar en Google/YouTube."
  • "El mundo está lleno de personas que saben más que yo y que pueden ayudarme cuando no encuentro una solución."
  • "La realidad es negociable. Siempre existen formas alternativas de conseguir lo que quiero."


Pero en medio del ajetreo y la constante necesidad de espabilar, también es importante la tranquilina, ese arte de saber cuándo frenar, respirar y observar antes de lanzarse a solucionar todo. Porque no todo problema requiere una reacción inmediata, no toda batalla merece pelearse y no todo éxito se mide en productividad. A veces, lo más inteligente es hacer como un gato al sol: cerrar los ojos, relajarse y dejar que las ideas decanten solas.


El verdadero truco del almendruco está en encontrar el equilibrio entre la espabilina, que vale mucho más que un título colgado en la pared, y la tranquilina, la amiga antitempestades. Saber cuándo actuar y cuándo esperar, cuándo empujar y cuándo fluir. Y, sobre todo, recordar que no todo es una carrera, ni todo problema es un incendio. Al final, lo más importante sigue siendo vivir.



Pingüino rayado azul y blanco, pájaro amarillo con gorrito, y gato marrón con pijama rayado blanco y rojo

© 2025, TITÁNICA