En una cafetería abarrotada de Nueva York, Harry removía su café mientras Sally desplegaba un sinfín de post-its de colores.
—¿Qué haces? —preguntó él, arqueando una ceja.
—Organizando mis aprendizajes vitales. 12 años y 3 meses, Harry. Todo este tiempo aprendiendo, y por fin puedo resumirlo.
—Ah, perfecto, la guía definitiva de la felicidad en post-its. No puedo esperar.
Sally lo ignoró y comenzó su discurso:
—Para empezar, la amabilidad. No solo con los demás, sino también con uno mismo. Según Kristin Neff, la autocompasión es clave para crecer sin flagelarnos.
—Oh, genial. Así que cuando mi jefe me diga que mis ideas son basura, le responderé: "Me amo a mí mismo y a mi creatividad."
—O puedes decir: "Voy a intentarlo de otra manera." No es lo que pasa, es cómo lo afrontamos. Mira a Pepe, ese tipo que cada día elige estar de buen humor sin importar lo que pase.
—Pepe es un optimista patológico.
—Pepe entiende que la actitud marca la diferencia. ¿Sabías que nuestra postura influye en cómo nos sentimos? Brazos en jarra, cabeza alta, sonrisa. Informa a tu cerebro que estás confiado.
Harry puso los brazos en jarra con escepticismo.
—Mmm... Me siento... ridículo.
—También se trata de salir de la zona de confort. La superación no es una obligación constante, pero cuando lo decides, debes dar el paso. Identifica tu "chincheta", eso que te incomoda y te empuja al cambio.
—Mi "chincheta" es el precio del café en este lugar.
—Hablar contigo es agotador. ¿Quieres una clave real? La visualización positiva. No anticipar catástrofes, sino pensar en lo que puede salir bien. Es lo que diferencia el éxito del fracaso.
—Así que si me visualizo ganando la lotería...
—No seas literal. Me refiero a centrarte en lo controlable. Hablando de eso, otro punto: la actitud no lo es todo, hay factores externos, pero el lenguaje interno importa. En lugar de "No puedo", di "Voy a intentarlo". En lugar de "Estoy nervioso", di "Estoy preparado".
—O en lugar de "Esto es un desastre", decir "Voy a encontrar la forma de arreglarlo".
—¡Exacto! Estás aprendiendo.
Harry sonrió y levantó su taza en un brindis silencioso.
—Vale, última pregunta. ¿Y si fracaso?
—Fracasito debería ser tu amigo. Aceptarlo te hace más creativo. Si te caes, te levantas con más ideas.
—Genial. Lo pondré en un post-it y lo pegaré en la nevera.
Sally le dio un empujoncito cómplice.
—¡Ese es el espíritu! Y recuerda, el arte de vivir es un experimento. No tengas miedo a fracasar.
Y con eso, se dedicaron a terminar su café, compartiendo la alegría de vivir y la constancia de seguir aprendiendo.