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Sala de estar victoriana histórica

Historias curiosas: el origen de los juegos de mesa, los dedales y el dormir juntitos

Querida familia Titánica, los objetos y costumbres más cotidianos suelen tener orígenes fascinantes o, incluso, inesperados. Hoy vamos a comentar la divertida historia de tres cosas aparentemente dispares: los juegos de mesa, los dedales (¡y sus romances!), y la arraigada tradición de dormir juntitos. Además, descubriremos cómo una expresión de la mitología griega, "estar entre Escila y Caribdis", ha llegado a representar nuestros dilemas modernos.


El origen de los juegos de mesa: competencia y pasatiempos eternos

Los juegos de mesa tienen sus raíces en la antigüedad, cuando eran mucho más que una forma de entretenimiento. Eran herramientas para practicar estrategia, predecir el futuro o simplemente pasar el rato en las largas noches sin electricidad.


El juego más antiguo conocido, el Senet, data del antiguo Egipto (c. 3100 a.C.). Era un tablero con casillas por las que los jugadores movían fichas según el resultado de lanzar palos, precursor de los dados. Pero lo interesante es que Senet no solo era un pasatiempo: tenía connotaciones espirituales. Se decía que ganar representaba el paso del alma hacia el más allá, lo cual pone una presión un poco inquietante en cada partida.


Más tarde, en la antigua Grecia, se desarrollaron juegos como el Petteia, que los filósofos, entre ellos Sócrates, jugaban mientras debatían ideas. Ya en la Edad Media, los juegos de mesa se democratizaron y comenzaron a incluir temáticas de comercio y aventura, como el ajedrez, que llegó desde la India.


Hoy en día, los juegos de mesa son un espacio donde la diversión y la estrategia se mezclan. Pero admitámoslo: lo mejor de todo es la oportunidad de discutir con tu familia sobre quién hizo trampa en el Monopoly.


Dedales y sus romances: mucho más que protección para los dedos

El dedal, ese pequeño protector que usamos al coser, tiene una historia curiosa e incluso romántica. Su invención se remonta al menos a la época romana, cuando se fabricaban de cuero, hueso o metal para proteger los dedos de las agujas.


Sin embargo, en la Edad Media, el dedal adquirió un significado especial. En muchas culturas, regalar un dedal era un símbolo de amor o de compromiso. Según una leyenda holandesa, un joven herrero que estaba enamorado de una costurera creó un dedal de plata para ella, no solo para proteger sus dedos, sino también como una forma simbólica de cuidarla. Al parecer, el dedal era algo así como el anillo de compromiso de su época.


Con el tiempo, los dedales también se convirtieron en objetos de colección y, en algunos casos, en artefactos cargados de historias personales. Así que si te pones a usar uno, ten presente que podría haber sido testigo de un romance digno de una novela.


Dormir juntitos: de la necesidad al arte de las confidencias

Dormir juntos es una práctica tan antigua como la humanidad misma. Antes de que las camas individuales o los dormitorios separados se pusieran de moda, la gente dormía junta por razones de calor y seguridad. En épocas más frías, dormir en grupo no era solo práctico, sino también una cuestión de supervivencia.


Pero dormir juntos no siempre es tan idílico como parece. Hay registros históricos que indican que compartir cama daba lugar a confidencias... ¡y a discusiones! Se dice que en las posadas medievales, los viajeros que compartían camas debido a la falta de espacio terminaban intercambiando secretos o, en el peor de los casos, peleándose por el espacio.


Esto nos lleva a una expresión interesante: “entre Escila y Caribdis”, una metáfora de los dilemas que a menudo se derivaban de compartir espacios pequeños.


Entre Escila y Caribdis: una expresión para los dilemas de la vida

La frase “estar entre Escila y Caribdis” proviene de la mitología griega, específicamente de la Odisea de Homero. Escila era un monstruo marino de seis cabezas que vivía en un estrecho canal, mientras que Caribdis era un remolino gigante que devoraba todo a su paso. Pasar por ese estrecho significaba elegir entre ser devorado por uno u otro.


Hoy, la expresión se usa para describir situaciones en las que no hay una opción claramente buena, algo así como decidir a quién culpar por el ronquido nocturno o qué juego de mesa sacar sin iniciar una guerra familiar.


Un vistazo divertido al pasado y al presente

Desde los tableros egipcios hasta los dedales enamorados y las camas compartidas, cada aspecto de nuestra vida cotidiana tiene raíces profundas y, a menudo, insospechadas. Incluso nuestras discusiones actuales sobre espacio personal o qué película ver antes de dormir tienen un eco en esas historias antiguas.


Y, como en la vida misma, siempre estamos navegando entre Escila y Caribdis, equilibrando decisiones y buscando el calor humano (literal y metafóricamente). Por ende, cada vez que te enfrentes a un dilema o tengas una partida de Scrabble particularmente tensa, recuerda: la historia siempre tiene un lado divertido que nos ayuda a entendernos mejor.



Pingüino rayado azul y blanco, pájaro amarillo con gorrito, y gato marrón con pijama rayado blanco y rojo

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