Querida familia Titánica, la milonga y las serranas representan dos expresiones artísticas profundamente ligadas a la cultura y el folclore de sus respectivas tierras. Aunque puedan parecer muy diferentes a primera vista —la milonga como baile de origen rioplatense y las serranas como un estilo de toque en la guitarra tradicional española—, ambas comparten una conexión con la tradición, la improvisación y el sentimiento popular que las hace únicas.
La milonga: baile de sentimiento y raíz popular
La milonga es un estilo musical y un tipo de baile que se originó en la región del Río de la Plata, particularmente en Argentina y Uruguay. Aunque se suele asociar con el tango, la milonga tiene una identidad propia y ha pasado por diferentes etapas de evolución.
Origen de la milonga
El término "milonga" proviene del dialecto africano bantú, donde significaba "palabra" o "discurso". En sus orígenes, la milonga era más un género musical que una forma de danza, y se caracterizaba por su poesía improvisada, cantada y recitada en torno a la vida rural. Poco a poco, el término comenzó a asociarse con un estilo musical que fusionaba ritmos africanos, españoles e indígenas, y más tarde, con el baile popular, que se convertiría en una variante más ligera y acelerada que el tango.
Características del baile de la milonga
A diferencia del tango, la milonga es un baile mucho más rítmico y rápido, con pasos cortos y movimientos más fluidos. Mientras el tango suele jugar con la pausa y el silencio, la milonga es constante, viva y chispeante, lo que da al baile un carácter más relajado y menos solemne.
Entre los principales elementos del baile se destacan:
- El ritmo: la milonga tiene un ritmo marcado en 2/4 o 4/4, que a menudo se describe como "una corrida" o "galopada".
- La conexión entre los bailarines: en la milonga, al igual que en el tango, existe una gran importancia en la conexión entre los cuerpos, pero los movimientos son menos dramáticos, más ligeros y espontáneos.
- La improvisación: al igual que en muchos otros géneros de baile de raíz popular, la milonga se caracteriza por una gran libertad de movimientos e improvisación. Cada pareja aporta su estilo y su interpretación.
Las serranas: el alma de la guitarra española
Por otro lado, las serranas son un estilo tradicional de la guitarra española, particularmente asociado con las regiones montañosas (de ahí el nombre "serranas", que alude a las sierras). Aunque las serranas como forma poética o lírica son más antiguas, su adaptación a la guitarra se convirtió en una parte fundamental del folclore musical español.
Origen y evolución de las serranas
La serrana como composición poética es un tipo de copla medieval que retrataba la vida de los pastores y campesinos en las zonas rurales y montañosas de España. Posteriormente, este estilo fue llevado a la guitarra y se consolidó como una forma musical flamenca.
La serrana flamenca tiene un carácter melancólico, profundo y a menudo se interpreta con un canto desgarrador y una guitarra que alterna entre acordes resonantes y punteos ágiles. En su versión flamenca, las serranas se asocian principalmente con la soleá y otras formas lentas, que evocan la dureza y la belleza del paisaje serrano.
Las técnicas en la guitarra
Las serranas guitarrísticas son conocidas por sus arpegios delicados, que buscan acompañar la voz del cantaor (si es que la hay) o, en su versión instrumental, plasmar la belleza del entorno rural. La afinación y la técnica del guitarrista son esenciales para dar vida a estas composiciones, que tienen un tono entre nostálgico y reverente.
Convergencias entre la milonga y las serranas
Aunque la milonga y las serranas provienen de tradiciones diferentes —una latinoamericana y la otra europea—, ambas comparten ciertos puntos en común que las hacen dos manifestaciones artísticas hermanas:
- El pueblo como protagonista. Tanto la milonga como las serranas nacen del sentimiento popular, arraigadas en las vivencias y emociones del día a día, ya sea en las pampas rioplatenses o en las sierras españolas.
- La improvisación. Ambos estilos tienen en común un alto grado de improvisación. En la milonga, la pareja de baile sigue el compás de la música con pasos espontáneos; en las serranas, el guitarrista adapta y moldea la música en función de la emoción que quiere expresar.
- El ritmo y el sentimiento. Mientras la milonga es un baile alegre y acelerado, las serranas pueden ser melancólicas y lentas. Pero, a pesar de estas diferencias, ambos estilos exploran el sentimiento profundo del alma humana a través de sus ritmos y melodías.
- La tradición que evoluciona. Tanto la milonga como las serranas han sabido adaptarse a nuevas generaciones. La milonga ha influido en la evolución del tango y otros géneros modernos, mientras que las serranas siguen siendo un pilar en la guitarra flamenca, aunque con nuevos intérpretes y técnicas.
Un encuentro entre el baile y la música
Tanto la milonga como las serranas representan una celebración de la cultura y el arte popular, enraizados en la tradición pero con capacidad de evolución. Ambas nos enseñan la importancia de escuchar el ritmo de la vida y de saber adaptarnos a las circunstancias, ya sea a través de los pasos de baile o las notas de una guitarra.
Al final, milonga y serranas nos recuerdan que el arte, ya sea en la pista de baile o a través de los acordes de una guitarra, siempre será un reflejo de nuestro entorno y nuestra historia. Y en ese viaje, la tradición y la innovación caminan juntas, entrelazándose en una danza eterna.