Amigos y amigas Titánicas, millones de dudas surgen en la crianza: ¿Cómo corregir a los hijos? ¿Es necesario castigarlos y de qué manera? ¿Dónde debemos ser flexibles y dónde poner límites? La británica Philippa Perry, psicoterapeuta y escritora, lleva décadas ayudando a padres y madres a comprender y fortalecer sus relaciones familiares. A través de sus libros, conferencias y consulta, Perry ofrece una visión basada en la cooperación, el respeto mutuo y la comprensión emocional.
La clave: atención y empatía
Para Perry, la crianza no tiene por qué ser tan complicada si se enfoca en la atención y la empatía. Cuando un niño se siente visto y comprendido, su necesidad de llamar la atención se reduce y, a largo plazo, aprende a construir relaciones sanas. La psicoterapeuta subraya la importancia de hablar sobre sentimientos desde la infancia, pues esto ayuda a los niños a entender la relación entre sus emociones y comportamientos, lo que fortalece su salud psicológica.
Sin embargo, Perry advierte que los padres tienden a evitar estas conversaciones porque el dolor o la tristeza de sus hijos les recuerda sus propias heridas infantiles. En lugar de abordar la causa del malestar, muchos padres intentan distraerlos con halagos vacíos o pequeñas recompensas, como un helado. Según Perry, comprender cómo nuestra propia infancia influye en la crianza es esencial para romper patrones dañinos.
Padres que reflexionan, padres que crecen
Philippa Perry rechaza la dicotomía entre "buenos" y "malos" padres. Considera que todos cometen errores, y que lo importante no es evitarlos, sino reconocerlos y repararlos. En su opinión, la clave está en la "ruptura y reparación": inevitablemente surgirán desacuerdos o fallos en la relación con los hijos, pero lo que realmente importa es esforzarse por solucionar el problema con sinceridad.
También resalta la importancia de pedir perdón a los hijos. Este gesto no solo humaniza a los padres, sino que enseña a los niños a reconocer sus propios errores sin miedo. “Nada te marca tanto como las experiencias de la infancia”, explica Perry, y es fundamental reflexionar sobre cómo esas experiencias influyen en la manera en que criamos.
El miedo a la mentira y el aprendizaje emocional
Uno de los temas más llamativos que Perry aborda es el de la mentira infantil. Afirma que mentir es una fase natural del desarrollo y que, paradójicamente, cuanto más severos son los padres con las mentiras, mejor aprenderán los niños a mentir. En lugar de castigar de manera desproporcionada, recomienda explorar qué sentimiento está impulsando esa mentira y ayudar a los niños a expresarlo de una forma diferente.
Discutir con respeto: un aprendizaje clave
Las discusiones son inevitables en cualquier familia, pero para Perry, lo importante es que sirvan como oportunidad de aprendizaje. Argumentar con respeto enseña a los niños flexibilidad, tolerancia, empatía y capacidad de resolver problemas. Lo que se debe evitar, según ella, es el "ping-pong de argumentos": una discusión en la que cada uno simplemente intenta imponer su opinión sin escuchar al otro.
Cuando los padres muestran cómo discutir de forma constructiva, los niños aprenden que las diferencias de opinión no tienen por qué ser una amenaza, sino una oportunidad para el diálogo y el entendimiento mutuo.
Conclusión: crianza consciente y sin perfeccionismo
Philippa Perry nos recuerda que la crianza no es una carrera por la perfección, sino un proceso continuo de aprendizaje y reflexión. Nos invita a dejar de lado el miedo a equivocarnos y, en su lugar, centrarnos en construir relaciones basadas en la atención, la empatía y el respeto mutuo. Al hacerlo, no solo mejoramos la relación con nuestros hijos, sino que también sanamos nuestras propias heridas emocionales y contribuimos a una sociedad con adultos emocionalmente más saludables.