Comprender las emociones y cómo afectan a nuestra vida cotidiana siempre ha sido mi pasión. Desde que me embarqué en este vibrante camino de curación, he anhelando aprender cómo el yoga podría usarse como una herramienta para lidiar con pensamientos, emociones y comportamientos, para ayudar a otros en su viaje hacia la curación de los suyos.

Fui profesora de Artes del Lenguaje, Español, ESL y Artes Teatrales, de Guayaquil, Ecuador. Pero siempre una profesora de corazón.

Durante mi carrera docente cuando tenía 28 años, recurrí al Kung Fu y al Qi Gong para superar las batallas personales y encontré herramientas importantes en la antigua filosofía china para dominar la concentración y la disciplina. Me convertí en instructora de cinturón negro de Shaolin Wushu.

A los 40 descubrí mi pasión por el yoga en mi búsqueda por comprender mejor mi energía y mis emociones. Abracé muchas verdades en la práctica del yoga y algunos de mis dilemas y traumas personales se volvieron muy claros. Esto me llevó a un nuevo camino para ampliar mi conocimiento sobre cómo el cuerpo registra nuestras experiencias y moldea quiénes somos.

Con los estudios de Yoga y los principios de la CBT diseñé mi programa exclusivo basándose en mi experiencia y conocimiento en Yoga y como terapeuta cognitivo conductual.

A los 55 años, para sorpresa mía y de mi médico, me diagnosticaron osteoporosis severa y artritis reumatoide, en manos, caderas, piernas y cuello. Me sorprendió saber esto, ya que mi médico se preguntaba cómo podía hacer cosas cotidianas como conducir y hacer ejercicio con regularidad. Después de haber ayudado a muchos estudiantes a lo largo de los años, mi profesión y mi práctica ahora se ocupan de mí: a pesar de tener osteoporosis avanzada, soy mental y físicamente capaz de vivir mi vida al máximo.

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