"La estadía del papa en el país había sido todo un éxito. Al menos el presidente de la nación, así lo sentía. Miles de fanáticos satisfechos vieron desfilar frente a sus narices en el papa móvil, al sucesor de Pedro cubierto de oro y joyas. Casi una momia chapeada en oro. Todo había salido de manera excelente, pensaba el presidente. Millones de feligreses le habían tomado fotos como si fuera una estrella del pop. Millones de personas que se tragaban todas esas mentiras desde hacía milenios."