En el mes de marzo, la declaración del estado de alarma provoca en España una revolución, en continua evolución, en las relaciones y comportamientos sociales, pero a finales de junio, con la llegada del verano, se suaviza la preocupación institucional por el huracán covid19 y se reabren aeropuertos y fronteras en nombre de la defensa de la economía y el turismo.
Incluso se revive el Camino de Santiago, al menos por las rutas más populares (francés, portugués, del Norte, Primitivo) siguiendo las nuevas disposiciones dictadas por las autoridades sanitarias y la implantación de protocolos de seguridad
La llamada del Camino es demasiado fuerte para no explotar inmediatamente el boquete y luego partir hacia Oviedo.
El verano suaviza la percepción de peligro, pero al final de septiembre me parece que la situación esta degenerando otra vez y decido irme nuevamente por el Primitivo, antes de que la segunda ola entierre de nuevo la ansiedad de la normalidad.
El siguiente es un mini diario emocional de una de las pocas mochilas en el Camino a tiempo de Covid-19.