Una hermosa mañana del mes de mayo de 182 ... entraba don Blas Bustos y Mosquera, escoltado por doce hombres a caballo, en el pueblo de Alcolote, una legua de Granada. Cuando le veían llegar, los vecinos entraban precipitadamente en las casas y cerraban las puertas a aquel terrible jefe de la policía de Granada. El cielo ha castigado su crueldad po-niéndole en la cara la impronta de su alma. E, un hombre de seis pies de estatura, cetrino, de una fla-cura que asusta. No es más que jefe de la policía, pero hasta el obispo de Granada y el gobernador tiemblan ante él. Durante aquella guerra sublime contra Napoleón que ...