Hospital Universitario Rey Juan Carlos. Rafael de La-hoz arquitectos
-Promotor / Client: Comunidad de Madrid. Servicio Madrileño de Salud. Community of Madrid (Madrilenian Public Health Service. Department of Health, Autonomous Community of Madrid)
-Arquitecto / Architect: Rafael de La-Hoz
-Arquitectos colaboradores (Rafael de La-Hoz Arquitectos) / Collaborating architects:
Equipo de concurso / Design Architects / Competition: Francisco Arévalo, Hugo Berenguer, Miguel Maiza, Jacobo Ordás, Carolina Fernández, Encarna Sánchez, Gonzalo Robles, Javier Gómez, Ignacio Jaso.
Proyecto básico / Basic Project: Miguel Maíza, Jacobo Ordás, Gonzalo Robles y Javier Gómez
Proyecto de ejecución /Execution Project: Miguel Maíza, Siegfried Burguer, Hugo Berenguer, Jacobo Ordás, Gonzalo Robles, Javier Gómez, Peter German, Laura Díaz, Fernando de la Fuente, Nacho Jaso, Saúl Castellanos, Javier Gómez, Carmen Salinas
Dirección de Ejecución de obra /Work coordination: Miguel Maíza, Jacobo Ordás
Diseño gráfico /Graphics: Luis Muñoz, Daniel Roris
Maquetas /Models: Víctor Coronel y Fernando Mont
-Proyecto de paisajismo / Landscaping project: Habitum
-Ingeniería de estructuras e instalaciones / Structural and Installations Engineering: GHESA Ingeniería y Tecnología, S.A.
-Constructor / Contractor: O.H.L. (Obrascón Huarte Laín), S.A.
-Ubicación / Location: C/ Gladiolo s/n – 28933 Móstoles, Madrid
-Inicio / Start date: 2010
-Final / End date: 2013
-Superficie de la urbanización / Surface of urbanization: 90.000 m2
-Superficie total sobre rasante /Total built surface above ground: 69.782 m2
-Superficie total bajo rasante /Total built surface below ground: 24.923 m2
-Superficie total construida / Total built surface: 94.705 m2
-Fotógrafos / Photographers: Duccio Malagamba y Alfonso Quiroga
Un edificio público debe proyectarse según la idea de que el cliente es el ciudadano, pero por sorprendente que pueda parecer, no siempre sucede así.
En una cárcel el cliente es el preso, y sin embargo los centros penitenciarios se dibujan al dictado de los funcionarios de justicia; y en un aeropuerto habría que escuchar al pasajero, y se puede afirmar que el arquitecto sólo dialoga con las compañías aéreas y las entidades aeroportuarias.
La cosa tiene su lógica. Funcionarios y empleados habitan permanentemente los edificios, por contra el público –preso o pasajero- es entendido o tratado como usuario circunstancial, por lo que consecuentemente las cárceles son muy seguras pero muy poco habitables y los aeropuertos muy rentables pero físicamente agotadores.
Nuestros hospitales recientes, como sistemas de salud, atienden eficazmente al ciudadano, pero lo hacen en un espacio arquitectónico innecesariamente dramático y a veces depresivo. Su probada eficacia es la causa de su repetitividad, de forma que hace más de un cuarto de siglo que todos son iguales, o al menos así se percibe.
Proponemos transformar al ciudadano en cliente, para un nuevo tipo de Hospital, en el que además de atenderle con la probada eficacia de nuestro sistema profesional médico, pueda sentirse en todo momento el centro de todo cuidado, de toda atención; en resumen, como el cliente que debe ser.
Este nuevo modelo de Hospital que se propone, utiliza para ello tres elementos básicos: la eficacia, la luz y el silencio.
Lo mejor de la arquitectura hospitalaria y lo mejor de la arquitectura residencial. Al fin y al cabo el enfermo desea siempre ser curado sin salir de casa.
En ocasiones se ha utilizado para definir conceptualmente el hospital del siglo XX según el símil de la fábrica de curar más un hotel de internamiento, y creemos que, sin objetar la eficacia de la fórmula actual, el nuevo siglo demanda un nuevo concepto, en donde el cliente, lejos de querer curarse en una fábrica y alojarse en un hotel, prefiere ser atendido en un ambiente menos industrial y residir antes que internarse.
Conceptualmente pues, el nuevo Hospital se dispone sobre un zócalo que aloja las unidades asistenciales, ambulatorio, diagnóstico y tratamiento. Estructurado según tres módulos o edificios paralelos, que recogen lo mejor de las estructuras matriciales hospitalarias; flexibilidad, ampliación, claridad funcional y circulaciones de carácter horizontal.
Sobre esta estructura se disponen dos unidades de hospitalización, dos coronas ovaladas trazadas con amables curvas que se alejan sensorialmente de las depresivas formas residenciales del “bloque pastilla” racionalista, y se inspiran en lo mejor de la arquitectura reciente residencial: eliminación de pasillos y por tanto de ruido, circulaciones concéntricas, luz y silencio en torno a un atrio común.
Dos conceptos funcionales y espaciales, zócalo y corona, que se vinculan para formar una nueva arquitectura, en un modelo que ofrezca al ciudadano – médico o enfermo- la oportunidad de curar y ser curado en un ambiente en el que la luz natural y el silencio resultan tan terapéuticos como la ciencia.
Un nuevo modelo que atiende a los profesionales de la medicina en sus necesidades funcionales y laborales, según sistemas de probada eficacia para curar, y escucha a los enfermos en su reivindicación de un espacio en el que no sean meros internos, sino ciudadanos que residen a la espera de ser curados.