Diana de los Ángeles


Los libros de Diana de los Ángeles brotan espontáneos y libres, como de una fuente inagotable y esto es así porque ella no escribe desde el intelecto superficial, sino desde su conciencia profunda, la misma que subyace en la mente de todo ser pensante, pero que muy pocos llegan a descubrir, pues solemos dejarnos arrastrar por la visión externa que solo puede ver las apariencias ilusorias, como espejismos engañosos que hacen ver oasis inexistentes a los sedientos viajeros del desierto.
Los libros de Diana son seres vivos, dotados de un alma vibrante, son hechos para despertar conciencias por largo tiempo dormido, ponen alas a las alas de sus lectores, les amplían sus horizontes y los elevan al rango de antenas cósmicas, que emiten y reciben de arriba, lejos de la tierra contaminada por el egoísmo y la discordia.
Ella tiene el don de la síntesis, cada frase suya da para un tratado sobre la materia, no se reserva nada, se da toda entera en lo que escribe. Quien la lea con mente abierta y desprejuiciada se sorprenderá del enorme poder de la palabra, cuando esté alquimizada por el amor incondicional, que es la fuerza que mantiene en equilibrio al universo.

José Trino Campos