¿Qué es la Microbiología Agrícola?
Desde su aplicabilidad
La microbiología agrícola se centra en la existencia, diversidad, actividades e interacciones de los microorganismos presentes en los agroecosistemas. También busca evaluar y mejorar la gestión de esos microorganismos para que se obtengan grandes cantidades de alimentos seguros y nutritivos, de forma eficiente y con un uso sostenible de los recursos. En esta área se llevan a cabo diversos estudios relacionados con la biología molecular, la bioquímica y la fisiología de sistemas microbianos relacionados con la producción agrícola, además de las aplicaciones biotecnológicas derivadas de ello.
La microbiología es una ciencia que trata el estudio de los microorganismos, un extenso y variado grupo de organismos microscópicos que existen como células aisladas o que viven formando agrupaciones celulares que se pueden observar a simple vista. La microbiología también incluye el estudio de los virus, ya que son organismos microscópicos, pero que no son considerados células. Por lo tanto, la microbiología como ciencia se centra en dos temas principales:
a) la comprensión de los procesos vitales básicos que ocurren en los microorganismos (metabolismos) y b) la aplicación de ese conocimiento para beneficio de la humanidad.
El estudio de la microbiología es importante debido a que los microorganismos están implicados en numerosos procesos y conflictos que son importantes
en la industria, la medicina y la agricultura.
Los microorganismos constituyen en conjunto la biomasa mayor del planeta y realizan numerosos procesos que son necesarios para el desarrollo de otros organismos.
En ausencia de microorganismos nunca podrían haber surgido otras formas de vida ni podrían mantenerse en la actualidad. Incluso el oxígeno que respiramos actualmente es consecuencia de la actividad microbiana del pasado.
Los microorganismos contribuyen de manera global al funcionamiento de los ecosistemas del planeta y ayudan al desarrollo sostenible de la biósfera. En este sentido, desde un punto de vista ecológico, los microorganismos que habitan el suelo (microorganismos edáficos) constituyen el estamento de los descomponedores, que junto a los productores (plantas) y consumidores (herbívoros y carnívoros) son la base del funcionamiento de los ecosistemas. Los organismos descomponedores son los responsables de la degradación de los restos orgánicos muertos y la liberación de nutrientes que servirán de base para la productividad primaria del sistema, cerrando el ciclo de los elementos.
La actividad de los microorganismos edáficos es de suma importancia en los sistemas agropecuarios, debido a que existe una elevada extracción de nutrientes provocada por las cosechas y el pastoreo (Figura2). En la actualidad, el estudio de los microorganismos edáficos cobra especial relevancia teniendo en cuenta que se persigue una productividad agrícola sustentable, la preservación del ambiente y la producción de alimentos orgánicos.
Desde el punto de vista industrial, los microorganismos son cultivados a gran escala, para obtener productos comerciales o realizar importantes transformaciones químicas. La industria pretende potenciar las reacciones metabólicas que pueden realizar los microorganismos para producir en mayor cantidad (alto rendimiento) el producto de interés. De esta forma, se pueden producir biofertilizantes (inoculantes), productos farmacéuticos (antibióticos), aditivos alimenticios (aminoácidos y vinagre), enzimas, productos químicos (alcohol o ácido cítrico), y bebidas como el vino y la cerveza entre otras.
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