LA TRANSFORMACIÓN DEL HOMBRE EN DIOS

Yo Soy la sabiduría que crepita gozosa en tu glorioso centro-corazón, el Logos Solar, Yo Soy el Sol… la energía solar es luz astral, porque Yo Soy el astro mayor, que arde y palpita en pleno centro de tu corazón… ¡Yo Soy el que Yo Soy! La energía Crística Yo Soy, la sustancia universal que pulsa vívidamente en cada átomo, en cada electrón, en cada ión del infinito, Yo Soy el logos creador “En el principio era el Verbo y el Verbo era Dios y el Verbo era con Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho fue hecho. Y la Luz en las tinieblas resplandece mas las tinieblas no la conocieron”. (Juan 1: 1-5). El éter es la Divina energía de la que estás hecho, el ánima mundi o alma del mundo, el quinto y tremendamente sutil elemento que deberá ser conquistado por tu nueva, despierta y Crística consciencia. El éter es el océano energético del que tú provienes y al que retornarás, cuando por tu Cristificación devengas una de las estrellas, de los cuerpos celestes rutilantes que titilan en el gran firmamento de la Multi-diversa y expansiva creación. El éter es también la quinta esencia, del latín: quinta essentia, o quinto elemento de la naturaleza, la quinta esencia, el elixir supremo de la vida eterna, la Piedra filosofal de los alquimistas, la perfección misma de Dios, que tú alcanzas al Cristificarte, al lograr manifestar desde dentro de ti mismo, la jerarquía y la trascendencia del santo hijo de Dios, que se reafirma a si mismo como la continuidad y la semejanza absoluta del magno creador de todas las cosas.