Empuña con determinación contundente el cetro de tu poder, revestido de oro puro y diamantes. Invócame a gobernar tu mundo, y entrégame hasta el manejo de las cosas más simples, en la seguridad de que yo todo lo haré en armonía absoluta con el infinito, y te verás haciendo cosas nunca pensadas. Yo te aseguro que si me entregas el control de todas tus cosas, cesarán para siempre las crisis de tu vida, y te transportaré al paraíso que por tu nueva vibración te corresponderá. Empuña el portentoso cetro de tu nueva y alada consciencia, y realiza plenamente al Cristo, tu morador interno, para ascenderte y encender en tu corazón la llama eterna del amor que Yo Soy.