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"El Regreso" parte del libro "Memorias de mis Vuelos"

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"El piloto que solo viraba a la derecha" Parte del libro "Memorias de mis Vuelos"

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Bravo 016 parte del libro "Memorias de mis Vuelos"

Brief story B-016 Part of the book Memories of my Flights, English Version

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About Me

Nací en un pequeñito pueblo de una pequeña provincia de un gran País de América del Sur.

Allí, todo era casi perfecto.

En medio de una vasta llanura, mi lugar estaba repleto de hermosos árboles.

Viejos plátanos y grandes álamos carolinos.

Solo una cosa lamentaba; Estar tan lejos del mar...

Muchas noches en mi casa de aquel pueblo, a falta del distante gemido de la olas en la rompiente, la cálida y nocturna brisa de verano, me regalaba, como compensación, el suave rumor de las hojas de aquellos grandes árboles mecidos por el viento.

Con el tiempo, dejé a mi pueblo; Comencé una vida lejos, fui a la Universidad, y conocí el amor, que aún conservo, intacto, en mi corazón.

Y una triste noche de Marzo, comencé, como muchos otros, un largo sueño convertido pronto en pesadilla; Pero, uno siempre confía despertar de ellas.

Mi despertar, mucho después y el de muchos otros vinieron acompañados de una voz, que afirmaba que con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se educa y se cura.

Y la noche negra de la larga pesadilla comenzó a terminar, aun cuando muchos, como Amanda, como el Comandante Pablo, personajes de uno de mis relatos, jamás despertaron.

Hoy, en el ocaso de mi vida, una nueva pesadilla se presenta y me acosa.

Como el reflejo de hechos y fragmentos de prácticas del pasado no democrático que persisten con  constancia y obstinación.

Yo creo profundamente en la diferencia entre la historia y la memoria; y no permito que la memoria sustituya a la historia, porque es peligroso. 

Pues la primera, adopta necesariamente la forma de un registro, La segunda, en cambio, es un recuerdo de emociones, inevitablemente parciales, insuficientes, selectivas;

Me fue pertinente, entonces, recordar las palabras de Julián Barnes, que decía que de niño, tenía miedo a los muertos….

“Soñaba, a veces, que se levantaban de sus oscuras tumbas donde la negra tierra tapaba sus ojos y sus bocas... y con sus huesudas manos, me tomaban y arrastraban hacia ellos.

Luego, con el tiempo, este temor desapareció…. primero lentamente… luego definitivamente.

Fue el día que comprendí que las manos de los vivos son más aterradoras que la de los muertos”.

Seguramente, más pronto que tarde, una nueva voz me despertará con buenas nuevas.

Y como los malos sueños pronto se olvidan, he procurado escribir (los), solo para recordar que todo pasa.